Los jugadores del Mallorca realizan flexiones a las órdenes de Juan Manuel Alfano. Foto: MONSERRAT

TW
0

El Mallorca vuelve a asomarse al balcón del infierno. La inesperada derrota del pasado sábado en casa ante el Levante ha escocido en un grupo que afronta las últimas rampas de la Liga con las piernas cargadas de errores y la moral agrietada. El día después del mazazo amaneció con una reunión entre Héctor Cúper y los once integrantes del equipo titular, una terapia de grupo que debe servir para echar arena en el fuego del pesimismo encendido tras las últimas debacles. Perder en casa ante un equipo en crisis y con un estadio abarrotado ha provocado que se enciendan todas las alarmas y que la palabra maldita se rescate del baúl de los recuerdos. Con todas las miradas fijadas ya en el compromiso de esta tarde en El Madrigal (20.00 horas), el club quiere aislarse del pesimismo que rocía el entorno y agarrarse al clavo del calendario para respirar confianza. La actual situación -a cuatro puntos de la permanencia- ha elevado a la máxima potencia la importancia de la cita de hoy en Villarreal. Es un partido terminal. El inicio de la cuenta atrás, una travesía de trece partidos en la que el Mallorca debe conseguir al menos siete victorias para amarrar su continuidad en la elite. No hay mucho margen para el error.

Ganar hoy en tierras levantinas supondría un balón de oxígeno clave para afrontar con esperanzas su siguiente partido en casa, frente a la Real Sociedad. La derrota clavaría al conjunto balear en la zona pantanosa y rascaría en una herida abierta prácticamente desde que se inició el torneo y que sigue sin suturarse. El ambiente que se respiraba ayer antes de que la expedición partiera apunta a un choque terminal, definitivo, aunque el libro del torneo no se cierra ante el Villarreal. El Mallorca toca la puerta de su destino. Todo está dicho. Todo está escrito. Los epítetos ya se han agotado. Es hora de hablar en el campo, de soltar las piernas, tomar aire y adentrarse en noventa minutos de vértigo.

La victoria podría tener efectos inmediatos. Si el grupo de Cúper vence en Villarreal, el Albacete no gana a Osasuna y el Racing pierde en casa ante el Atlético, se asomaría al balcón de la permanencia, a sólo un punto del conjunto cántabro, a quien visita dentro de diez días... Las vísperas están marcadas por las dudas que genera la alineación. Nadie sabe si calcará el rombo de las citas precedentes en casa o si regresará al doble pivote como en sus últimos encuentros a domicilio; si jugará Pereyra o Farinós o sólo De los Santos; si Arango regresará a la izquierda en perjuicio de Tuni o si Luis García tendrá algún acompañante en ataque. Sólo Cúper tiene la llave para abrir estas respuestas. Durante los últimos días, el técnico argentino ha apostado por el despiste, con ensayos a medio campo entre la teórica defensa titular y el resto de imprescindibles mezclados.