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La plantilla profesional del Son Amar ha hecho del voleibol un arte. La precisión de su juego convierte al equipo palmesano en un engranaje perfecto. Con la resaca copera aún presente, técnicos, jugadores y el patrocinador del equipo, Damià Seguí, visitaron el Museu d'Art Modern i Contemporani de Palma de Mallorca, Es Baluard, en el que quedaron impactados por la calidad de las obras que la instalación atesora, además de por las vistas que sus terrazas ofrecen. Con la Copa del Rey como compañera de viaje por las rampas y corredores de la instalación, y con la ausencia del presidente Ricardo Ramos, que excusó su baja por problemas de salud de los que se recupera, el Son Amar fue objeto de admiración por parte de los numerosos visitantes que quisieron conocer Es Baluard coincidiendo con la jornada de puertas abiertas habilitada con motivo de la celebración del Dia de les Illes Balears. Los jugadores eran requeridas para improvisadas instantáneas en los que la Copa del Rey era indispensable. Damià Seguí también fue objeto de las felicitaciones de anónimos aficionados que provocaron la admiración del patrón del Son Amar, cuyo interés por el catálogo de obras expuestas en Es Baluard quedaba patente a medida que se iba avanzando por una singular visita, en la que muchos de los jugadores, en especial Pochop, quedaron admirados por detalles de las pinturas que alberga el Museo d'Art Modern i Contemporani de Palma.

El francés Stephane Antiga prometió que regresaría toda vez que hubiera finalizado la temporada para recorrer sus salas con más tiempo. Miguel Àngel Falasca, el capitán y colocador del equipo nacional, disfrutó y a buen seguro repetirá. Sus compañeros confiesan que él es uno de los más apasionados por el arte dentro del vestuario. Vladimir Bogoevski y Marcelo Méndez, responsables técnicos del Son Amar mostraron especial predilección por las fantástivas perspectivas de la bahía de Palma que Es Baluard ofrece a sus visitantes. Sebastien Ruette, mejor jugador de la final y del torneo, quiso inmortalizar su visita al museo posando junto a «Món», la vistosa obra de Joan Riera Ferrari que ocupa una de las terrazas exteriores. Y lo hizo luciendo el trofeo que le acreditaba como la referencia en la estadística para el cuadro mallorquín. La obra de Miró fue una de las últimas escalas en un gratificante recorrido. Moltó, Falasca y Antiga pusieron especial énfasis, sin dejar de lado a un Damià Seguí que encabezaba la expedición y conversaba animadamente con el atacante-receptor galo, una de las estrellas del vigente campeón de la Copa del Rey.

Alzamora, Moltó, Cabrera y Pochop se detuvieron ante el «Fifteen Holes» de Barceló y el «Männer ohne Frauen Parsifal», de Markus Lüpertz, exhibiendo un notable interés a lo largo del recorrido. Durante el mismo resultaba inevitable una referencia a la Final Four de la Copa CEV. La táctica para afrontar la semifinal frente al Padova estaba muy presente. Bernat Pla lleva días estudiando a los transalpinos, y ahora le toca el turno a Méndez, que desde ayer exprime el vídeo a la caza de la clave para sellar el pase a la final de la segunda competición continental de clubes. El equipo regresó ayer a los entrenamientos después de una breve celebración del primer éxito del curso 2004-05, y lo hizo con una doble sesión que por la tarde sirvió para tomar contacto con la superfície sobre la que pondrán en juego sus opciones de victoria. Algo que evidenciaron ayer en su visita a Es Baluard, punto de encuentro de los campeones de moda en el deporte balear. Porque el voleibol español debe mirar desde ahora hacia Mallorca para tener un referente claro.