Luis García disputa un balón en un momento del partido de ayer.

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Iba para partido del año, y acabó siendo una broma de mal gusto. El Mallorca se ha abonado al esperpento cada vez que sale de la Isla, pero lo de ayer rozó la infamia. Si el futuro inmediato del equipo, del club y del mallorquinismo pasaba por Santander, está claro que es negro, muy negro. El equipo de Cúper apareció por el encuentro desenchufado y así le fue. En apenas cuatro minutos ya se había quedado sin coartada, sin nada que hacer en el partido. Encajó dos goles y se derrumbó. Así, sin más. Un peligroso ejercicio de caída libre que le vuelve a convertir en un candidato directo al descenso de categoría (3-0).

Andaba Cúper buscando su ubicación en el banquillo y el Mallorca ya iba perdiendo. Mientras los jugadores del equipo isleño se subían las calzas y se ajustaban el traje, el Racing ya se había granjeado un buen futuro en el choque. En un abrir y cerrar de ojos el grupo de Nando Yosu había rajado la cita, primero con un tiro imponente de Anderson y luego con un remate acrobático de Aganzo. La hinchada se frotaba las manos, mientras el Mallorca dejaba para otra ocasión eso del encuentro del año. Fueron cuatro minutos delirantes, terribles.

Fallos en las marcas, apatía, falta de concentración..., todo en el partido más importante de la temporada. Y es que apenas se habían consumido 20 segundos y Javi Guerrero ya había advertido el área de Moyà con un disparo que fue el origen del primer gol. La pelota fue escupida a córner y desde allí el Racing fabricó el 1-0; Morán dispuso desde la esquina y Anderson empaló a la red tras apropiarse de un balón sin dueño (minuto 1). Sin tiempo para asimilar el golpe, el Racing le propinó otra bofetada al Mallorca. Morán recortó desde la izquierda, envió al área un centro templado y David Aganzo dibujó un remate espectacular que superó a Moyà (minuto 4). Una ruina.