Marcos dialoga con Cúper y Amer durante el entrenamiento de ayer. Foto: MONSERRAT

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Una reunión a tres bandas, un puñado de mensajes cruzados, una charla sobre el césped y hasta un pique entre Felipe Melo y Jorge López para rematar la faena. Son Bibiloni vivió ayer la mañana más agitada de la temporada, tres horas y media de trabajo y palabras, de fútbol y puntos de vista que marcaron la sesión preparatoria más intensa del curso. El vestuario del Real Mallorca ha entrado en erupción. La esperpéntica imagen de Santander y la delicada situación clasificatoria -a siete puntos de la permanencia con sólo 10 jornadas por delante- ha encendido la mecha dentro de la caseta. El pasado martes, tal y como informó en su edición de ayer este periódico, el grupo se rebeló contra esa falta de compromiso que le achacan desde todos los flancos y se encerró en la intimidad, sin técnicos ni directivos, para analizar la delicada situación. A instancias de Marcos Martín, que se ha cargado a sus espaldas el peso del vestuario, los futbolistas se enzarzaron en un cuerpo a cuerpo, en un cara a cara para destripar las causas de la crisis. Durante la charla, la facción más crítica de la caseta alzó la voz. Incluso hubo quien criticó algunas de las declaraciones realizadas recientemente por Héctor Cúper. El grupo optó por tumbar todo el peso al mismo lado, al de la permanencia, con un grado de implicación superior al mostrado especialmente en El Sardinero.

Al término de la charla sorpresa del pasado martes, los jugadores optaron por convocar una reunión con emíster para la jornada de ayer. Y la mañana, como se esperaba, fue de órdago. Un sol de justicia y veintidós grados de temperatura recibieron a la hilera de vehículos al filo de las diez de la mañana. Unos minutos más tarde, a las 10.30 horas, Héctor Cúper entró en el vestuario de los jugadores, que sólo visita en ocasiones puntuales y para enseñar algún vídeo del rival, y pidió turno desde el comienzo. El técnico argentino llevó la voz cantante, monopolizó la mayoría de los cuarenta minutos de reunión y aportó su punta de vista. La plantilla, con Marcos como actor principal, también puso sobre la mesa sus inquietudes y anotó en rojo sus pensamientos para tratar de enderezar la situación: «Era necesario hablar con sinceridad y sin tapujos. Faltaba diálogo», señaló a este periódico un asistente a la reunión.

Cúper subrayó la necesidad de sacar adelante esta situación «por dignidad», apuntó, e instó a los jugadores a mostrarse «más agresivos» sobre el terreno de juego. Los errores individuales cometidos en el partido ante el Racing de Santander también salieron a escena. Los futbolistas se comprometieron a activar los cinco sentidos para que esos fallos se atajen lo antes posible. Tres cuartos de hora más tarde, Cúper y los técnicos abandonaron el grupo mientras los jugadores se quedaban a deliberar durante quince minutos más. Los futbolistas llegaron a las conclusiones y se dirigieron al campo de entrenamiento para estirar los músculos.