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Andaba el partido por el minuto 40. Juan Arango trataba de alcanzar un balón y se encontraba con Javi Navarro, que le soltaba el codo a la altura de la cara. El mediocampista venezolano caía fulminado al suelo. Su rostro estaba envuelto en sangre y sus piernas temblaban. El central del Sevilla pedía a gritos la presencia de los médicos y entonces las alarmas se dispararon. Arango sufría una parada respiratoria con una crisis colvulsiva. El futbolista no podía respirar, mientras Joan Antoni Martorell, Joan Pericàs y Vicenç Marí trataban de reanimarlo. A la vista de la situación, que era muy crítica, los galenos decidieron sedarlo y trasladarlo a urgencias de la Policlínica Miramar. Todo eran nervios, mientras su mujer, Lauri, lloraba en el túnel de vestuarios rodeada por Nadal, Okubo, Alberto o Delibasic, en presencia de algunos consejeros. Pericàs acompañó al jugador al centro hospitalario y allí fue examinado. Arango fue sometido a un TAC que descartó lesiones cerebrales, cervicales o torácicas, por lo que fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivas (UCI). Los médicos esperan allí que evolucione favorablemente para poder afirmar abiertamente que está «fuera de peligro».

Es probable que todo haya quedado en un susto, pero pudo ser mucho peor. La entrada de Navarro hizo pensar en algo trágico, porque la reacción de Arango fue terrible. El golpe le originó un traumatismo craneoencefálico con pérdida de consciencia que le llevó a estar en un «estado postcrítico con agitación psicomotriz de difícil control», según explicaron con posterioridad los médicos. Juan Arango había padecido un golpe espectacular y las imágenes de su cuerpo convulsionado habían atemorizado a todos. Luego de ser retirado del terreno de juego, el venezonalo fue atendido en el túnel de vestuarios por los galenos del club, que decidieron sedarlo ya que el jugador, muy nervioso, se retiraba los tubos que le proporcionaban oxígeno. Arango fue trasladado entonces en una UVI móvil a la Miramar, dónde fue explorado de urgencia. Arango salió del área de radiología y se le trasladó a la tercera planta para que le sometieran a un TAC. Poco después, el club anunciaba que Joan Pericàs iba a ofrecer una rueda de prensa junto al jefe de cuidados intensivos de la Policlínica Miramar, Fernando Barturen.

«No se han hallado lesiones estructurales, ni hemorragias, ni problemas cervicales o torácicos», declaraba el portavoz de la Policlínica. Los médicos confirmaban que se encontraba «estable» y que el jugador había sufrido «una fractura en el hueso malar (en la mejilla) superior derecho y una herida en el labio superior», a pesar de que eran prudentes y querían esperar «entre 12 y 24 horas», cuando se le hayan retirado los sedantes, para asegurar que «está fuera de peligro. Ha tenido una crisis epiléptica y seguirá intubado y conectado a ventilación mecánica», dijo Barturen.

Mateu Alemany comentó tras el partido que esperaba que el Comité «analice las imágenes y aplique la ley con dureza sobre Javi Navarro. En muchos años que llevo viendo fútbol no había visto una entrada como ésta», aseguró visiblemente molesto el presidente del Mallorca a la salida de la Policlínica.