TW
0

Su llamada telefónica rescató de las catacumbas a Albert Luque o Diego Tristán, impulsó la carrera de Juan Carlos Valerón y empujó a Marcelino Elena hasta la internacionalidad. Gracias a su ojo clínico, el Mallorca fichó barato y vendió caro. Durante diez años, desde que la destitución de Lorenzo Serra Ferrer dejara vacante la dirección deportiva, su opinión gozó de buena salud por los pasillos del Real Mallorca. Pero nadie puede vivir de rentas y las últimas decisiones apuntan al final del ciclo de Pep Bonet Moll (Palma, 1957). El secretario técnico isleño está viviendo sus últimos días, el final de una década de reuniones y fichajes, que desembocarán el próximo 30 de junio con su marcha del club balear. Aunque hasta ese día sigue siendo oficialmente el secretario técnico de la SAD balear, ha decidido adelantar su adiós. Al menos, oficiosamente. Según ha podido saber esta redacción, Pep Bonet ya no realiza informes ni aparece por la planta noble del Real Mallorca. Nadie le ha visto por su despacho de Son Moix en las últimas semanas y se ha acostumbrado a delegar las funciones en sus colaboradores. Nando Pons o Miquel Magaña han tomado precipitadamente el testigo ante la desidia de Bonet, que poco a poco, desde el regreso de Héctor Cúper, ha ido perdiendo protagonismo hasta quedar arrinconado.

La llegada del entrenador argentino precipitó la caída de Bonet del pedestal. El club le concedió al de Chabas plenos poderes en la parcela deportiva, un cargo que relegaba a un segundo plano a la figura del secretario técnico, que en los diez últimos años había sido el encargado de realizar los fichajes. Tampoco el nombre de Pep Bonet invita al optimismo en el consejo de administración. Una porción notable de los accionistas ha cuestionado su trabajo e incluso se ha puesto sobre la mesa su futuro, una sentencia que se ha aplazado hasta la finalización de la presente temporada o hasta que el Mallorca conozca su destino. El rendimiento de los fichajes realizados el pasado verano han colmado el vaso de la paciencia de los consejeros, que no están dispuestos a aguantar una temporada más de frustraciones y fracasos.

En la última década, Bonet ha compartido sus labores con otros asesores de la presidencia o del accionariado, como José María Minguella durante la época de Beltrán o Carlos Rincón en la etapa del Grupo Zeta. No obstante, sus méritos al frente de la secretaría técnica son indiscutibles. Gran parte del patrimonio deportivo y económico que ha obtenido el Mallorca desde su regreso a Primera División se debe a su buen ojo. Stankovic, Tristán, Luque, Lauren, Niño, Marcelino, Alvaro Novo...La relación es muy extensa. Pese a los aciertos pasados, los errores en el presente han resquebrajado la confianza. La apuesta por entrenadores que fracasaron (Mario Gómez, Krauss, Pacheco, fichado por el Grupo Zeta pero respaldado por sus informes...) y por futbolistas que desfilaron con pena (Fatih, Pineda, Cristian Díaz, Ligüera, Müller...) ha acabado por retirarle la carta blanca y prender la mecha que encienda su último cartucho. Es el final de un ciclo. La era Bonet llega a su fin.