Desde la cesión de Juan Sánchez hasta el préstamo del brasileño
Felipe Melo, fichado ya con el visto bueno de Héctor Cúper, nada
menos que 120 futbolistas han desfilado por el vestuario del Real
Mallorca bajo la aprobación de Pep Bonet. Delegado del equipo desde
su retirada a finales de la década de los 80, asumió la dirección
después, en la temporada 1993-94, después del cese de Serra Ferrer
unos meses antes.
1993-94. En esa primera campaña llegó a la Isla el valencianista
Juan Sánchez, sin sitio en aquel ataque que formaban Mijatovic y
Pepe Gálvez. También recalaron en Palma dos mallorquines que
militaban en el Ibiza, el portero Tomeu Pascual y el defensa Oscar
Montiel, así como el centrocampista Mestre.
1994-95. Fue un verano agitado para la secretaría técnica. El
club apostó por una mezcla de veteranía (Mino, Orejuela, Serna,
Limperger) y juventud (Dani Marín, Edu Arnau) que resultó un
verdadero fracaso. El equipo tuvo problemas para mantener la
categoría en Segunda División.
1995-96. El desembarco de Bartolomé Beltrán llegó acompañado por
una espiral de fichajes. En un tiempo récord de ocho días se
produjo una remodelación de la plantilla que se tradujo en un año
cargado de fichajes (20). El buen ojo de Bonet permitió el fichaje
de Jovan Stankovic y Marcelino Elena, dos de las contrataciones más
rentables de la historia contemporánea. Olaizola, que se incorporó
antes de la entrada de Beltrán gracias al informe de Irulegui,
también llegó esa campaña. El mayor fracaso fue el refuerzo de
Zoran Masic, solicitado por Bonet.
1996-97. De nuevo una mini revolución. El rumano Galca se
convirtió en el fichaje estelar, pero también llegaron Carreras,
Monchu -sustituido por Gálvez tras una grave lesión-, Obiku, Duah,
Valverde, López Rekarte, José Manuel y el sevillano Carlos
Domínguez, éste en el segundo plazo de fichajes, y que firmó el gol
del ascenso en Vallecas en la promoción.
1997-98. La llegada de Cúper no alteró la dirección deportiva,
que seguía a cargo de Bonet, aunque la principal avalancha llegó
gracias a Beltrán y la operación Valencia. Engonga, Romero,
Eskurza, Iván Campo y Moya sembraron el futuro, completado después
por los fichajes de Amato, Roa, Mena y Juan Carlos Valerón.
Fracasaron Milijas, Paco Sanz y Palhinha.
1998-99. La política de fichajes fue un rotundo éxito. Jugadores
desconocidos como Lauren, Ibagaza, Siviero o incluso Dani,
defenestrado en el Madrid, se convirtieron en superestrellas e
hicieron olvidar a los ausentes. Además, del filial, entonces en
Segunda A, surgieron nombres como Luque, Leo Franco, Novo y Diego
Tristán.
1999-00. La campaña ya comenzó torcida por el fichaje de Mario
Gómez, cesado por no tener la documentación en regla, y los
fracasos de Quinteros, Djokaj y Serrizuela. En enero, gracias a una
gestión de Asensio con Sanz, llegó a la Isla un tal... Samuel
Etoo.
2000-01. Luis Aragonés apenas movió la plantilla. Sólo recomendó
el fichaje de Finidi y Marcos, dos jugadores de su confianza. Riera
y Miki aparecieron de las catacumbas y el Mallorca finalizó 3º.
2001-02. El fichaje de Bernd Krauss, aconsejado por Bonet,
resultó todo un fracaso. También decepcionó Cristian Díaz. Del
filial apareció Campano.
2002-03. El Mallorca apuró de nuevo hasta el último día para
remodelar el vestuario. Pandiani, Lozano y los desconocidos Poli y
Cortés cumplieron con los pronósticos y el equipo conquistó la
Copa.
2003-04. La primera campaña sin la familia Asensio monopolizando
el accionariado desembocó en un fracaso absoluto de la secretaría
técnica.
2004-05. La situación actual resume el trabajo de la dirección
deportiva. Las catorce contrataciones no han podido enderezar el
rumbo de un equipo que va camino de Segunda. Los fichajes de
invierno, eso sí, hay que anotarlos en la casilla de Cúper, que
regresó en noviembre pasado con plenos poderes.
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