Una semana después de que Arango fuera atropellado por Javi
Navarro, el Mallorca vuelve a pisar un territorio minado, el de la
Liga. Después de sobrevivir a varios de los días más complicados de
su historia, el mallorquinismo se encuentra de nuevo con la cruda
realidad de un torneo en el que amontona malas noticias, fruto de
una temporada deficitaria. El equipo de Cúper regresa a la
actividad para preparar la cita ante el Atlético de Madrid, pero
también para arremangarse y afrontar un trayecto final
escalofriante. Nueve partidos ante rivales de la categoría de
Valencia, Espanyol, Athletic, Deportivo o Betis. Todos ellos se
manejan entre la nobleza del campeonato y ante ellos el Mallorca
tiene la perentoria necesidad de sumar 18 puntos.
Los cálculos que se habían hecho en la planta noble de Son Moix
ya no cuadran. Luego de la derrota en Santander, los gestores del
club hablaban de ganar todos los partidos de casa y sumar en algún
desplazamiento, pero la derrota ante el Sevilla lo ha estropeado
todo. El grupo isleño se ha encontrado con un calendario empinado
en el momento más excitante, en el que tiene más urgencias. La
primera estación es Madrid, dónde no gana desde que Cúper entrenaba
al Mallorca, allá por 1999.
Anda el Atlético de Madrid persiguiendo algo grande, como entrar
en la UEFA o acceder directamente a la Liga de Campeones. El equipo
de César Ferrando es octavo, pero tiene la tercera posición a sólo
cinco puntos. Es uno de los conjuntos más solventes en su estadio
(allí ha logrado 33 puntos) y cuenta con uno de los mejores activos
del torneo, Fernando Torres. El delantero madrileño ha logrado un
total de 15 goles este año y es la principal amenaza de los
rojiblancos en ataque, siempre asociado a Ibagaza. Es un mal rival
para el Mallorca, porque a los baleares les ha ganado en el
Calderón en las últimas dos temporadas: 2-1 en la 03/04 y 2-1 en la
02/03.
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