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Bastante tiempo les va a costar a Hugo Ramón y Jimmy Tur olvidar la aventura que vivieron durante su participación en la regata a dos l'Odyssee d'Ulysse. Las adversas condiciones climatológicas les obligaron a abandonar, y con ello dejar en el aire un proyecto que debe finalizar con la participación del primero en la Mini Transat 2005, regata que une La Rochelle (Francia) y Salvador de Bahía (Brasil) y en la que era el más joven inscrito en toda su historia. Tras 600 millas y 6 días de navegación por aguas de Córcega y Cerdeña, y dejado atrás el Cabo Sparivento, al sur del litoral sardo, los dos navegantes optaron por la vía Oeste para rodear la borrasca que amenazaba, y con ello afianzarse en cabeza. El viento cambió de manera drástica de dirección y su velocidad llegó a superar los 50 nudos. En la mañana del sábado, las cosas comenzaron a pintar mal, cuando una ola del tamaño del mástil les hizo volcar con Hugo y Jimmy en cubierta. Pese a ello, y si el tiempo lo permitía, se fijaron la meta de acabar la prueba.

Antes de anochecer, decidieron dejar el velero, el «Emotionsailingteam.com», -un Mini 6,5 metros- a la deriva y refugiarse en el interior para descansar. Mojados y hambrientos, no podían intuir lo que les esperaba. A las 23:55 horas, estandos ambos en el interior del casco, una ola dantesca provocaba un nuevo vuelco de 180 grados durante medio minuto. El desconocimiento ante lo que podía acaecer generaba una tensión que se notaba en el ambiente. Tuvieron que pasar tres horas para que los servicios de rescate franceses establecieran contacto con ellos. Hugo y Jimmy, el armador, insistieron en seguir, pero viendo que las previsiones aventuraban unas condiciones peores aún, optaron por salvar sus vidas. Con ello, se frenaba el sueño de la Mini Transat, para la que Hugo se había clasificado y contaba con todos los apoyos necesarios (RCN Palma, Resa, Liros, Jeantex, Banks Sails España, Mercanautic...). Este objetivo depende directamente de la recuperación de la nave con la que obtuvo su plaza, y que según el reglamento es la que debe patronear en su aguas atlánticas.

El helicóptero «Lynx» acudió a su rescate y el «Emotionsailingteam.com» quedó abandonado a su suerte y a través del GPS se adivina que toma rumbo hacia costas libias. La despedida del barco fue emotiva, pues allí dejaron tres años y todo lo que Hugo había invertido en lo que era su ambición. Al conocerse la noticia, desde Palma y Villefranche comenzó el trabajo para recuperar el Mini 6,5. El Real Club Náutico y la Asociación de Navegantes del Mediterráneo se pusieron manos a la obra, mientras los protagonistas aguardaban noticias desde tierra. Hugo Ramón luchará por su embarcación, y reclama el apoyo institucional para que este sólido proyecto, el sueño de su vida, no se vaya a pique. «Necesitamos ayuda. Sé que el barco estará hecho polvo, tampoco pudimos traer la electrónica. Ayer estaba en estado de shock, pero ya empiezo a asumirlo», explicaba el joven navegante oceánico, quien reconoció que «nos obligaron a abandonar. Fue una decisión difícil, pero menos mal que estaba Jimmy, sino me hubiera quedado allí. Nunca tuve miedo, pero llegó un momento en el que no cabía otra decisión», aseguró Hugo Ramón.