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Andaba el Mallorca pensando en la próxima temporada en Segunda y se encontró con un triunfo en Soria. Ante el colista, eso sí, pero una victoria que le permite seguir creyendo. Al menos, seguir abrazando los números, que es lo único que sostienen ahora al equipo de Cúper. Ganó de forma simple, con un par de arreones de Campano y el estreno de Víctor, pero le sirvió para cerrar su hemorragia. Es el Numancia un conjunto de tipos anónimos, pusilánimes, que se entregaron al primer bofetón. Resultó sencillo, aunque puede que llegue tarde (1-2).

En un partido con tan poco que echarse a la boca, al Numancia le alcanzó con aplicarse en el centro del campo y asfixiar al Mallorca para gobernar la primera media hora. En apenas quince minutos ya había pisado el área de Moyà con cierta frecuencia, más por inercia que por juego. Acaso las arrancadas de Juanlu por la izquierda, o las incursiones de Miguel Pérez por la otra orilla. Era lo único tangible en el juego de ataque de los sorianos que, con eso, fueron capaces de generar un par de opciones; primero con un disparo sesgado de Juan Carlos Moreno que Moyà atajó en dos tiempos (minuto 6). Luego, con otro tiro del catalán al ejecutar un golpe franco que el portero del Mallorca escupió (minuto 14).

Tevenet se acercó al gol en un escorzo luego de una jugada de estrategia (minuto 16) y Pignol cerró la batería de ocasiones con una volea tras un saque de esquina (minuto 22). Del Mallorca apenas había noticias en ataque, hasta que Campano cerró una jugada entre Tuni y Víctor con un derechazo lejano (minuto 22). El Numancia tuvo buena pinta hasta que Juan Carlos Moreno se lesionó, porque a partir de entonces empezó a languidecer. Extremo reconvertido en mediocampista organizador, fue el único que aportó luz en el primer tiempo, porque el grupo de Máximo Hernández tiene enormes carencias en la creación y acusó su ausencia.