A.P.
Mientras Rafael Nadal se paseaba ayer junto a Andre Agassi por la
plaza de San Pedro en El Vaticano, Carlos Moyà seguía aporreando la
calculadora. El tenista palmesano va a vivir en el Masters Series
de Roma la semana más complicada del año, una semana con
sentimientos encontrados. Regresa al Foro Itálico, donde levantó el
trofeo más importante del curso pasado, pero lo va a hacer con la
obligación de firmar un buen resultado si no quiere pegarse un
batacazo enorme en la que puede ser su salida del top ten.
El que no saldrá seguro es Rafael Nadal, que sólo puede sumar en
Italia y tiene su pensamiento en seguir aprendiendo y escalando en
el ránking. A Carlos Moyà le han llegado las molestias en el hombre
derecho en el peor momento. El pasado sábado tuvo que abandonar en
las semifinales del Torneo de Estoril y esta semana está obligado a
volver a ganar en Roma si quiere mantenerse entre los diez mejores
jugadores del mundo. Su victoria en 2004 le obliga a defender los
500 puntos que otorgan los Masters Series -en la Lista de Entradas,
el ránking «importante» de la ATP, los jugadores puntuan en función
de las rondas que ganan y del resultado que cosecharon en ese
torneo el año anterior- y lo va a hacer tras un sorteo hostil y con
el físico mermado.
A pesar de todo, Moyà tiene sed de títulos, ganas de volver a
vivir los vivido el año pasado, aunque tenga que superar a rivales
como Potito Starace, Rainer Schuettler, Joachim Johansson, Gastón
Gaudio o el propio Rafael Nadal. Y es que los mallorquines van por
el mismo lado del cuadro y se enfrentarían en unas hipotéticas
semifinales. Nadal antes tendrá que ganar a Youznhy, Cañas y
Safin.
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