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Cúper ha tirado del freno de mano. Ni especulaciones, ni miradas al calendario, ni respuestas a las provocaciones. El entrenador del Mallorca no quiere que su vista alcance más allá del próximo partido y utilizó ayer su turno de palabra para recordarle al entorno que el estado de salud del equipo sigue siendo precario. El argentino está muy satisfecho con la mejoría que ha experimentado el grupo en el último sector de la Liga, pero pretende minimizar la euforia advirtiendo que las coordenadas de la salvación son, por el momento, propiedad de otros equipos. El técnico le ha quitado presión al grifo de la esperanza para no deformar la motivación de sus hombres ante la enésima -quizá la última- oportunidad de enchufarse al campeonato.

«No tenemos que desviarnos de esta camino que hemos iniciado en los últimos partidos. El deseo de todos es continuar en esa línea y ganar ya no es un estímulo, es una necesidad», relataba el argentino en su conferencia previa al partido frente a Osasuna. «La tensión la tenemos en lo que hacemos nosotros y después ya veremos como les ha ido a los demás. Lo negativo es que no dependemos de nosotros mismos y que estamos en manos de otros rivales. Por eso, lo primero que tenemos que hacer es ganar nosotros. Luego, ya veremos».

Héctor Cúper no oculta su preocupación por el ambiente que se vive a raíz de la victoria del Espanyol y los continuos tropiezos del Levante, el adversario más a mano de los baleares. «Nosotros hemos dado pie a eso -argumenta el de Chabas-. Teníamos muy pocas expectativas y ahora parece que estamos de nuevo en carrera. Yo no comparto la euforia actual porque parece que los cuatro puntos de ventaja los llevamos nosotros. Sigue estando muy complicado y lo más dificil es que podamos seguir venciendo partidos. El equipo no ha ganado muchos partidos durante el año y ahora vamos a pedirle que gane dos o tres en un tiempo muy corto. Tenemos la obligación de saber que no es tan sencillo y que no podemos darnos ni una uña de relajación porque hay una diferencia que todavía sigue siendo importante», añade. «Hay que esconder la euforia hasta el momento en el que estemos salvados».