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Atlético de Madrid 0
Osasuna 0

ATLÉTICO: Leo Franco; Pablo, García Calvo, Perea; Velasco, Luccin, Colsa, Antonio López; Ibagaza; Richard Núñez, Fernando Torres.
Cambios: Salva por Richard Núñez y Aguilera por García Calvo.

OSASUNA: Elía; Expósito, Cruchaga, Josetxo, Clavero; Valdo, Pablo García, Puñal, Delporte; Webo, «Chengue» Morales.
Cambios: Milosevic por «Chengue» Morales, Muñoz por Webo y Moha por Delporte.

Arbitro: Luis Medina Cantalejo (Comité Andaluz). Amonestó a los locales Luccin (m.15), Antonio López (m.28), Ibagaza (m.67) y a los visitantes Morales (m.15), Cruchaga (m.26), Webo (m.27), Pablo García (m.31), Clavero (m.34), Muñoz (m.82), Elía (m.91).

O.González|MADRID

Osasuna, de la mano del técnico mexicano Javier Aguirre, alcanzó la primera final de Copa de su historia, impulsado por la impotencia de un Atlético incapaz, no sólo de marcar gol alguno, sino de crear peligro con asiduidad o, al menos, de convencer de su garra a una afición que le despidió con una gran bronca, convencida de que ha echado el cierre a otra lamentable temporada.

Sin ideas, sin capacidad para volcar al campo la pasión que deseaba desatarse en las gradas, el Atlético cayó en la trampa de Osasuna, que se encontró cómodo con la ausencia de juego que ambos mostraron.

Aventuró el uruguayo Pablo García que iría a Madrid, «a la guerra» y demostró sus dotes de augur, porque Atlético y Osasuna no hicieron más que intercambiar golpes en toda la primera parte.

Como si quedasen demasiadas cuitas pendientes tras dos partidos de Liga y otro de Copa, más pendientes por solventar discusiones inacabadas, los jugadores de ambos conjuntos ocuparon la mayor parte de la primera mitad en buscar al rival, en provocar encontronazos y desentenderse del balón.

A ritmo de una falta por minuto transcurrió el primer cuarto de hora y, aunque el promedio descendió ligeramente, no hubo posibilidad alguna de enlazar un par de jugadas antes del descanso.

Al Atlético, además, le sobró precaución. Angustiado por su falta de gol en el último mes, el técnico rojiblanco, César Ferrando, prefirió resguardar su meta de un tanto que obligase a su equipo a buscar la goleada.

Alineó tres centrales (Pablo, García Calvo y Perea), para vigilar los balones largos y el juego aéreo del conjunto navarro, y reforzó el centro del campo con cinco jugadores.

Su equipo, sin embargo, no se sintió cómodo con el balón y, ante la presión de Osasuna, obvió el centro del campo y no creó peligro. Richard tuvo una buena opción a poco de empezar y Colsa mediado el segundo tiempo, en una jugada que abortó Elía. Pero Osasuna resistió con orden y oficio y jugará la final ante el Betis.