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Carlos Román / Fernando Fernández
El de Francia no va a ser un Gran Premio más en la hoja de servicios de Jorge Lorenzo. Sobre el legendario circuito de Le Mans, el mallorquín celebrará este fin de semana su reciente mayoría de edad -cumplió 18 años el pasado 4 de mayo-, pero también una cifra muy significativa a la hora de valorar su progresión. El isleño vivirá su participación número cincuenta en una prueba del Campeonato del Mundo y lo hará precisamente en el mismo escenario en el que en 2003 irrumpió por primera vez en la línea más avanzada de la parrilla. Medio centenar de actuaciones en las que todo ha transcurrido a una velocidad de vértigo y en las que el deportista balear ha conseguido consolidarse como uno de los valores más emergentes del motociclismo en todo el planeta.

4 victorias, 9 podios, 3 poles... Lorenzo no se ha cansado de amontonar éxitos desde que hiciera acto aparición en el circo mundialista en Jerez, concretamente el 5 de mayo de 2002. Lo hizo subido a lomos de una Derbi y compartiendo junto al histórico Emilio Alzamora el espacio de boxes del equipo Caja Madrid. Ese día, casi sin quererlo, ya protagonizó el primer gran destello de su carrera, ya que se convirtió en el piloto más joven en debutar en el Campeonato, con 15 años y 1 día. De hecho, su estreno se tuvo que retrasar obligatoriamente hasta esa fecha, ya que la normativa del Mundial impide correr a los pilotos menores de 15 años y eso le hizo perderse los dos primeros grandes premios del ejercicio.

Pese a todo, el palmesano debutó con un vigésimo segundo puesto que hacía intuir una ascensión evidente y que le permitió ir ganando confianza de cara a sus próximas citas. Ese año brilló de forma especial en la recta final de la competición con un séptimo puesto en Brasil y un noveno en Australia, dos de los trazados en los que se siente más cómodo sobre su moto. Después de sacudirse los complejos propios de la inexperiencia, Lorenzo volvió a la carga en 2003 con la intención de empezar a marcar la pauta en 125 cc.