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Miquel Vidal
Murió Bernardo Mateu Llobera, uno de los futbolistas de más calidad técnica que ha dado Mallorca a lo largo de los años. Tenía estampa de atleta, regateaba con elegancia y utilizaba la pierna izquierda con la suavidad de un guante. Era uno de estos jugadores llamados desequilibrantes, que a nivel doméstico marcó toda una época.

Bernardo Mateu nació el 9 de setiembre de 1930 en Inca, sólo seis años antes de que el 24 de febrero de 1936 fusilaran a su padre, Antonio Mateu Ferrer, que fue Alcalde de Inca durante la República. Este hecho no sólo traumatizó a Bernardo, sino que condicionó su vida para siempre, ya que en compañía de su madre se fue a vivir con el abuelo paterno. Un señor de costumbres estrictas, que buscó encauzar su vida a través de los estudios y el trabajo antes que del fútbol. Porque Bernardo Mateu tuvo en 1954 una oferta del Hércules de Alicante, entonces en Primera División, pero el abuelo impidió el fichaje porque «Alicante estaba demasiado lejos».

Así fue como Bernardo Mateu vio truncadas sus aspiraciones de llegar a figura del fútbol en la máxima categoría. Algo que por méritos se había merecido.

Bernardo Mateu hizo sus primeros pinitos futbolísticos en el Liceo Español de Palma y mas tarde en el Sallista de Inca. Enseguida comenzó a resaltar por su físico y por su juego, por lo que tanto Mallorca como Atlético Baleares, que aquella temporada 1951-52 estrenaban rivalidad en Segunda División, comenzaron a disputarse su fichaje. Fue la primera vez que Bernardo no obedeció a su abuelo, ya que éste quería que se fuera al Mallorca, pero el jugador tenía mas simpatías por el once de Son Canals y al final se inclinó por el Atlético Baleares. El once blanquiazul era de armas tomar. Un equipo de lujo, cuajado de gente que triunfaría en Primera División, como el meta Rafael Piris, de Artá, que se fue al Granada; el también meta Tomeu Antich, que llegaría a ser campeón de Primera División en Venezuela con el Banco Obrero; Marroig, que triunfó en el Valencia y Deportivo de la Coruña. O el mismo Jaime Alorda, que no jugó en la élite, pero ascendió a Primera División con la U.D. Las Palmas. Un once blanquiazul, en suma, con futbolistas que ya habían estado en Primera División, caso del menorquín Germán, que procedía del Alcoyano tras varias temporadas en el Constancia, o caso de José Simonet, que había pertenecido a la plantilla del Real Madrid.

En 1954, frustrado su fichaje por el Hércules, Bernardo Mateu volvió a Inca y fichó por el Constancia. Antes de colgar las botas, con 28 años, jugó en el Manacor. Luego se puso a trabajar: era concesionario de Renault en Inca.