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Efe|LONDRES
La estadounidense Venus Williams ganó el título de Wimbledon por tercera vez en su carrera, tras superar una bola de partido y derrotar ayer a su compatriota Lindsay Davenport, que lesionada en la espalda dejó escapar la victoria en la final más larga en la historia de este torneo. Venus, de 25 años se hizo con el duelo por 4-6, 7-6 (4) y 9-7, en dos horas y 45 minutos, en un tercer set lleno de suspense, de 78 minutos de duración, y el más largo en la historia de las finales femeninas de este torneo desde que en 1949 Louise Brough venció a Margaret Osborne Dupont, por 10-8, 1-6 y 10-8. La ganadora celebró el título dando saltos en la central, mientras se aferraba con una alegría inusitada a la bandeja de plata, símbolo de su victoria. No era para menos, pues había ganado su quinto título del Grand Slam cinco años después de alzar el primero de sus dos trofeos en el All England Tennis Club, cuando derrotó precisamente a Davenport en la final, y cuatro tras su último triunfo en el Abierto de Estados Unidos.

Lo hizo además en unas circunstancias adversas, pues Venus estuvo a punto de salir derrotada. Con mucho sufrimiento, pero quizás con menos dolor que el que padeció Davenport, quien sirvió para ganar el encuentro en el duodécimo juego del segundo set, perdiendo el saque en blanco. Luego desperdició una bola de partido en el décimo de la tercera manga, que hicieron despertar a Venus. En esas dos ocasiones, la veterana jugadora de Palos Verdes tenía ya su espalda maltrecha y apenas corría por la pista central. Davenport había solicitado tratamiento después del séptimo juego del tercer set, aquejada de un fuerte dolor en la espalda que le hizo retirarse al vestuario para recibir masaje.

De vuelta a la pista, todo el buen juego de Lindsay se transformó en un calvario de dolor para ella. Apenas corría, confiaba únicamente en su servicio y su cara reflejaba claramente el dolor que sufría cada vez que intentaba agacharse para contraatacar. Venus se encontró de regalo con un título que en principio no le estaba destinado. El cielo se abrió para ella cuando más cerca estaba del abismo. Fue en el duodécimo juego, cuando Davenport sirvió de forma desesperada para ganar, y cedió su saque en blanco. Venus aprovechó luego el desempate para hacerse con este parcial apuradamente por 7-4. En el tercer set, Davenport de nuevo tuvo el partido ganado al situarse con ventaja de 4-2 y servicio, pero su espalda no aguantaba ya los trotes por la central y aunque tuvo una oportunidad para ganar el partido, la dejó escapar de forma lastimosa.