La plantilla del Mallorca ha rescatado su versión más ambiciosa
poco antes de iniciar su asalto a uno de los grandes templos de la
Liga. A menos de una semana de concretar uno de los desplazamientos
más complejos de todo el campeonato, los jugadores rojillos no se
dejan impresionar por la magnitud del Barcelona y están convencidos
de que el Nou Camp puede ser, de nuevo, el escenario de algo
grande. «Ahora mismo no firmaría el empate ante el Barcelona»,
reconocía ayer el centrocampista Guillermo Pereyra.
Poco importa que el génesis del campeonato haya supuesto
practicamente una prolongación del curso anterior o que el próximo
enemigo sea uno de los más incómodos del escaparate europeo. La
caseta mallorquinista es consciente de que una victoria en la
Ciudad Condal le daría una nueva dimensión a su proyecto y que a su
vez supondría el bálsamo perfecto a todos los males que sacuden
ahora mismo al equipo. Por eso, los jugadores son los primeros en
asumir su cuota de responsabilidad y recuerdan que hay que llegar
al feudo azulgrana sin complejos ni ataduras, porque el conjunto de
Frank Rijkaard no es ni mucho menos invencible.
Por el momento, el encargado de elevar el ánimo del
mallorquinismo ha sido El Guille Pereyra, que ayer alzó la voz
desde su puesto en la tribuna de oradores para advertir de las
posibilidades de su equipo: «A este Barça se le puede ganar y ojalá
seamos nosotros los que lo logremos. No debemos encerrarnos atrás y
tenemos que jugar de forma valiente, porque se trata de un rival
complicado aunque en algún punto debe ser vulnerable», apunta.
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