Yoshito Okubo se lamenta desde el suelo de una ocasión desperdiciada por el Mallorca.Foto: MONSERRAT

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Dos goleadas en siete días han activado el nivel de alerta en el Real Mallorca. O mejor dicho, lo han prolongado recogiendo el hilo de la temporada pasada. Sólo seis jornadas después de colocar en el escaparte el nuevo proyecto, el cuadro rojillo ha regresado a su alojamiento en el fondo de la tabla y vuelve a moverse en los mismos paramétros que estuvieron a punto de enviarle a Segunda hace tan sólo unos meses. Cierto es que el campeonato de Liga está todavía en su fase de reconocimiento y que los de Cúper han desfilado ya ante algunos de los clubes más poderosos de la competición, pero ese discurso se ha hecho muy habitual en el último año y la situación no ha variado lo más mínimo.

Los puestos de descenso se han convertido en el hábitat natural del conjunto isleño y lo que es peor, los signos de recuperación son ahora mismo inexistentes. Mismo juego, mismos números.El Mallorca parece anclado en la vulgaridad desde que se levantó la persiana del curso pasado. Una comparativa entre los números del ejercicio anterior y los del actual delatan unos paralelismos escalofriantes y eso ha provocado que el miedo y el pesismismo se instalen definitivamente entre la masa social rojilla.

Hace aproximadamente un año, en este mismo punto de la competición (sexta jornada) el conjunto bermellón -entonces dirigido por Benito Floro- salía escaldado de su visita al campo del Levante (2-0) y estrellaba sus huesos contra el fondo de la clasificación, tal y como ha sucedido después de pasar por el Bernabéu. Después de esa tarde, el crédito de Floro duró unicamente dos capítulos más. El balance, a dia de hoy, es casi tan deprimente como aquel.