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A Ballesteros le vuelve a traicionar su carácter. El central valenciano regresa a las portadas por su cara más amarga, ese lado oscuro que aparece de repente. Tres semanas después de propinarle un manotazo a Carles Puyol cuando enfilaba el camino de los vestuarios, el defensa soltó de nuevo la mano para propinarle una bofetada a David Beckham que le costó su segunda amarilla del encuentro y su segunda expulsión en apenas un mes de competición. En el club no ha sentado bien la reincidencia del futbolista, a quien se le pide tranquilidad de cara a los próximos encuentros.

El club, no obstante, está estudiando la posibilidad de presentar alegaciones y recurrir la primera tarjeta amarilla que vio el central valenciano. Los servicios jurídicos de la entidad consideran que la falta a Ronaldo no es merecedora de sanción.

El central valenciano, que sufrió la octava expulsión de su carrera deportiva, se aplicó la ley del silencio nada más ser expulsado por Medina Cantalejo. No quiso hacer declaraciones a la finalización del encuentro y ayer tampoco dio señales de vida. Su expulsión no tuvo ninguna justificación. A pesar de la provocación de David Beckham, que le propinó un pisotón, Ballesteros volvió a perder los nervios y a dejar a su equipo en inferioridad con una bofetada que no vio el colegiado pero sí el asistente. A pesar de esa agresión, el acta refleja «un empujón a un contrario sin estar el balón en juego» por lo que será sancionado con un partido.