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Después de recuperarse de la paliza de Pekín y Nápoles, Rafael Nadal ha vuelto a ponerse manos a la obra. El tenista manacorí se ha propuesto defender el segundo puesto del ránking ATP y ayer inició junto a Carlos Moyà su aclimatación a las condiciones que más le perjudican. Su reto es impedir que Hewitt, Roddick y Safin le superen ahora que el calendario se encuentra en plena temporada de pista cubierta.

Rafael Nadal no va a tener tiempo para modificar su juego, pero ésta no es su preocupación. Sabe que sobre pista rápida y cubierta van a tener más opciones los sacadores potentes; los especialistas en el juego de ataque. Pero en esta temporada, el mallorquín también ha demostrado que puede ganar en pista rápida (Montreal y Pekín) y su mayor preocupación es llegar en buena forma física. Si las piernas le responden y el cansancio le respeta, confía en su capacidad para leer la jugada en el resto y en sus tiros desde el fondo de la pista.

Rafael Nadal ha necesitado una semana para recuperarse de los esfuerzos realizados en Pekín -donde sumó su décimo título del año-, del largo viaje hasta Nápoles y del sacrificio realizado en la eliminatoria por la permanencia en el Grupo Mundial que midió a España con Italia. Pero ayer volvió a ponerse el mono de trabajo para adaptar su juego a las necesidades del calendario. El tenista mallorquín todavía no ha decidido si reaparecerá la próxima semana en el Torneo de Viena, aunque tiene claro que debe ofrecer el mejor rendimiento en los Masters Series de Madrid y París y en la Copa Masters de Shanghai.