CONSTÀNCIA 2: Ramón, Enmanuel, Àlvaro Almudévar, Amorós, Devesa,
Libo, Lluis Simó, Tolo, Angulo, Rojals e Ismael.
También jugaron: Lluis Martí, Torres, Arjona, Nico, D.García,
Jesús y Rubén.
MALLORCA 3:Moyà, David Cortés, Fernando Navarro, Pereyra, Rigo,
Campano, Ernesto, Farinós, Peralta, Okubo y Choutos.
También jugaron: Maciel, Iuliano, Yordi, Noceras, Tuni, Borja y
Jonás.
Àrbitro: Rodríguez Torres. Fue sustituido en los últimos minutos
por el cuarto árbitro del encuentro, Montero.
Goles:
0-1, minuto 19, Campano.
0-2, minuto 27, Choutos.
1-2, minuto 32, Ismael de penalti.
2-2, minuto 41, Lluis Simó.
2-3, minuto 78, Yordi.
Carlos Román
El Real Mallorca realizó ayer un ensayo general de cara a su
próximo compromismo liguero ante el Espanyol. El equipo que entrena
Héctor Cúper cambió las instalaciones de Son Bibiloni por el Camp
Nou d'Inca y se desplazó hasta la capital de Es Raiguer para medir
sus pulsaciones y disputarle al conjunto local la primera entrega
del Trofeu Dijous Bo. Sin embargo, el partido no superó la
categoría de trámite y apenas dejó conclusiones interesantes para
el técnico, que prefirió repartir minutos entre los menos
habituales antes que experimentar con los consolidados. Con todo,
los rojillos superaron al Constància con más problemas de los
previstos y saldaron el compromiso sin brillo y sin
complicaciones.
De entrada, Cúper decidió alinear unicamente a dos de los
teóricos titulares (David Cortés y Fernando Navarro) y sorprendió
al escaso público que acudió al recinto inquense -apenas había 200
espectadores en las gradas- situando a Guillermo Pereyra en la
posición de central junto al canterano Baltasar Rigo. El técnico ha
visto como la nómina de centrales se reducía de forma peligrosa
tras las lesiones de Tuzzio y Ballesteros y ha empezado a tantear a
sus hombres de cara a una posible solución de emergencia. Ayer
eGuille respondió mientras actuó en ese puesto, pero está por ver
cual sería su rendimiento en un partido de mayor categoría. La otra
gran novedad del once fue la inclusión del canterano Ernesto en la
zona ancha, que aportó frescura en la dirección del juego.
El partido despertó apagado y no recuperó el tono hasta que
empezaron a caer los goles. En un principio, los jugadores de uno y
otro equipo se contagiaron del poco ambiente que había en el
estadio y les costó ir metiéndose en el partido. Pese a disponer de
una mayor calidad técnica, el Mallorca tuvo que elaborar al
milímetro cada una de sus jugadas para empezar a crear peligro. El
Constància, que también había reservado a algunos de sus hombres
importantes pensando en la liga, hizo de la motivación su mejor
argumento y fue creciendo hasta que el cuadro rojillo le ató de
pies y manos.
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