Víctor posa con un grupo de jóvenes aficionados. Foto: M. A. CAÑELLAS

TW
0

«En la play-station los marco más bonitos». Víctor Casadesús (S'Arenal, 1985) traslada al campo sus habilidades con el mando. El delantero mallorquín, un apasionado de la consola -incluso ha ganado algún campeonato- comienza a acostumbrarse al éxito, a acaparar elogios. Y es que el atacante arenaler residente en Algaida presenta unos números de crack, unas credenciales de lujo. Después de contribuir con dos goles al triunfo del pasado domingo en Mendizorroza ante el Alavés (0-3), se ha situado como el máximo realizador del Mallorca con 4 goles, empatado con el venezolano Juan Arango. Víctor es el mejor «9» autóctono desde la aparición de Pepe Gálvez a comienzos de la década de los 90. Desde entonces, ningún jugador de la casa ha asumido el rol de goleador. Amato, Dani, Diego Tristán, Ibagaza, Luque, Etoo, Luis García... los mejores artilleros de la historia reciente no hablaban mallorquín. Hasta que Héctor Cúper rescató del filial a este delantero rápido, hábil, escurridizo, con un juego notable de espaldas y que no suele perdonar dentro del área.

Ajeno a estos números, Víctor Casadesús sigue mostrando la humildad que le acompaña desde que aterrizó en el primer equipo a finales de la pasada campaña. Aunque no se marca una cifra, el mallorquín apunta a superar los dos dígitos tal y como le aconsejó su amigo Luis García: «No tengo ninguna meta, aunque me gustaría llegar a los 10 goles», subraya Víctor, que firmó el pasado domingo en Vitoria el segundo doblete en la máxima categoría, tras los dos goles que le marcó al Athletic el curso pasado en Son Moix (4-3). Una particularidad une los cuatro goles que suma en esta temporada. Y es que todos ellos han sido marcados con un solo toque. Recibir y tirar a puerta es su lema desde que el día de su debut, ante el Valencia, Ayala le rebañó un balón por su lentitud: «Desde entonces, cuando estoy dentro del área no me lo pienso dos veces. No tienes tiempo para recrearte en Primera División».

Víctor firmó un gol con la pierna izquierda, «que es la mala» y otro con la cabeza: «El segundo fue un poco raro. No sabía cómo iba a botar el balón debido a que el campo estaba muy rápido, pero la decisión que tomé fue la correcta», indicó. Su promedio en Primera División asusta. La pasada temporada, con el grupo enterrado hasta el cuello, alteró el destino por su descaro y talento. Marcó tres goles en siete partidos, el Mallorca no perdió ningún partido y le echó el lazo a la permanencia. En el presente curso, la historia se repite. Entró en escena en la séptima jornada, después de recuperarse de una lesión, y su llegada ha coincidido con la remontada. Suma cuatro goles en siete partidos, el grupo de Cúper sólo ha sufrido tres derrotas con él sobre el campo y ha remontado nada menos que seis posiciones. Su global arroja unos datos espectaculares: tres derrotas en quince partidos que ha disputado con el Mallorca en la nobleza. Además, cuando él ve portería, el equipo siempre puntúa. Es más, ha ganado en los cinco partidos en los que ha marcado con la excepción de la contienda frente al Sevilla (1-1). «Es una racha muy buena, pero de talismán nada. Es un éxito del conjunto, no de un jugador específico».