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A más de uno se le pegaron las sábanas cuando ayer sonó el despertador en el hotel Barceló Pueblo Park. El día anterior fue muy largo, pero Eusebio Unzúe no dio tregua a los corredores de un Illes Balears que rodó sus primeros kilómetros de la temporada en la que es su segunda casa: Mallorca. Nuevo escenario para el stage invernal y muchos rostros recién llegados al equipo patrocinado, al menos hasta el 31 de diciembre, por el Govern. Pereiro y Zaballa eran de los más madrugadores, junto a Vicenç Reynés y Joan Horrach. No tardó en hacerse ver Alejandro Valverde, que como el resto se probó la nueva equipación y tomó las medidas de su bicicleta antes de iniciar el primer entrenamiento de la concentración, que se prolongará hasta la Challenge.

Si para los corredores fue un día duro, para los auxiliares lo fue más todavía. Todo debía estar a punto antes de salir a rodar, por lo que Pep Toni Escandell y sus compañeros madrugaron para hacerle más grato el reencuentro con el trabajo a los ciclistas.

Los veintiocho corredores vivieron su jornada inicial de convivencia de una temporada en la que el Tour y la Vuelta son las dos grandes metas de un grupo que lucía en su maillot la imagen promocional de Illes Balears, con Caisse d'Epargne como compañero de viaje en una singladura de la que es testigo José Miguel Echávarri, quien aprovecha estos días para conocer más de cerca las inquietudes de los profesionales y acabar de cerrar los últimos acuerdos y flecos previos al arranque del curso 2006.

Esta vez eran tres los mallorquines. Con la baja de Toni Tauler, Colom, Horrach y Reynés hicieron de guías para el improvisado pelotón, que en unos días realizará una presentación para los medios locales y nacionales después de ponerse de largo en París, sede del nuevo patrón. Con más o menos kilómetros, el Illes Balears ya es una realidad sobre ruedas. Nuestra isla es testigo de la puesta a punto de un equipo llamado a enviar a su jefe de filas al podio de París.