Jose Carlos Nunes lamenta una acción fallida de su equipo en Son Moix. Foto: MONSERRAT

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En una tarde propicia para alzar la vista, el Mallorca se enredó en la incomprensión y agachó la cabeza. Mostró el grupo de Manzano defectos de etapas pretéritas y desaprovechó una gran ocasión para acercarse a la tierra prometida. El empate ante el Espanyol le permite vivir al filo de la navaja, aunque con la Real Sociedad pisándole los talones y la visita a San Mamés en el horizonte. Eefecto Manzano parece desinflarse cuando el torneo no concede segundas oportunidades. (0-0).

Desplegó el Mallorca un buen tramo inicial. Incluso hubo ratos de fútbol en el acto inicial, con Tuni iluminado por todos los focos. Esolleric está creciendo como futbolista. Sale de situaciones increíbles, centrar con criterio y asiste con precisión. Sobre su zurda recayó el peso del equipo en los instantes iniciales. Pero ese intento por monopolizar control y balón se estrelló ante una desoladora falta de profundidad y remate, el mal que arrastra este equipo desde que arrancó el curso. Juega con dos puntas, pero sin delantero y las oportunidades se escapan sin remisión. Ayer se repitió la escena de Vigo, el equipo creó cuatro oportunidades notables pero no aprovechó ni una.

Tuni descubrió un socavón en la banda derecha del Espanyol y el Mallorca tumbó el campo. A los seis minutos, el mallorquín metió el balón al corazón del área pequeña, donde Iraizoz se hizo un lío. Arango recogió el rechace pero su disparo acabó con un despeje de Jarque. Con la zaga blanquiazul mirándose entre sí, Tuni sacó a paseo su zurda con un tiro con el exterior que rozó el larguero. Lamentablemente, ahí murió el Mallorca. El Espanyol le echó cloroformo a la cita y los espectadores comenzaron a bostezar.