En una tarde propicia para alzar la vista, el Mallorca se enredó en
la incomprensión y agachó la cabeza. Mostró el grupo de Manzano
defectos de etapas pretéritas y desaprovechó una gran ocasión para
acercarse a la tierra prometida. El empate ante el Espanyol le
permite vivir al filo de la navaja, aunque con la Real Sociedad
pisándole los talones y la visita a San Mamés en el horizonte.
Eefecto Manzano parece desinflarse cuando el torneo no concede
segundas oportunidades. (0-0).
Desplegó el Mallorca un buen tramo inicial. Incluso hubo ratos
de fútbol en el acto inicial, con Tuni iluminado por todos los
focos. Esolleric está creciendo como futbolista. Sale de
situaciones increíbles, centrar con criterio y asiste con
precisión. Sobre su zurda recayó el peso del equipo en los
instantes iniciales. Pero ese intento por monopolizar control y
balón se estrelló ante una desoladora falta de profundidad y
remate, el mal que arrastra este equipo desde que arrancó el curso.
Juega con dos puntas, pero sin delantero y las oportunidades se
escapan sin remisión. Ayer se repitió la escena de Vigo, el equipo
creó cuatro oportunidades notables pero no aprovechó ni una.
Tuni descubrió un socavón en la banda derecha del Espanyol y el
Mallorca tumbó el campo. A los seis minutos, el mallorquín metió el
balón al corazón del área pequeña, donde Iraizoz se hizo un lío.
Arango recogió el rechace pero su disparo acabó con un despeje de
Jarque. Con la zaga blanquiazul mirándose entre sí, Tuni sacó a
paseo su zurda con un tiro con el exterior que rozó el larguero.
Lamentablemente, ahí murió el Mallorca. El Espanyol le echó
cloroformo a la cita y los espectadores comenzaron a bostezar.
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