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La convulsa dinámica en la que vive envuelta la Federación Balear de Automovilismo vivió en la mañana del sábado un nuevo episodio. La celebración de la Asamblea del organismo en los locales federativos, situados en el municipio de Marratxí, llevó a los miembros de la oposición que vieron como el presidente de la FBA, Massimo Biella, les retiraba su condición de asambleísta, al intentar tener acceso a la reunión.

La presencia de un guardia de seguridad privado acotó la entrada a los únicamente presentes en una lista realizada por la Federación, con lo que tanto el ex presidente Domingo Aparicio, como Bartolomé Cantarellas (estos dos ya apartados hace un tiempo), Gabriel Sampol, Bartolomé Cifre y Ginés Rodríguez de la Rica, a quienes se les notificó semanas atrás la pérdida de su condición de asambleístas «por no haber poseído licencia federativa alguna durante el ejercicio 2005», vieron cómo se les denegaba el acceso.

Sí estuvieron algunos miembros de la oposición, como Rafael Ferragut o Arnau Bisquerra. Los tres representantes del ala crítico mostraron su disconfirmidad con los métodos empleados por la directiva, y abandonaron el encuentro poco después de iniciarse tras pedir «que se suspendiera la Asamblea por ser ilegal». En el lugar de los asambleístas apartados, la FBA situó a otras cinco personas que ocuparán su lugar hasta el final de la presente legislatura.