DRAC INCA (20+21+24+30):Alberto Alzamora (6), Rod Brown (4), Antonio Reynolds (19), Jan Jagla (30), Alberto Ruiz de Galarreta (12), -cinco inicial- Marc Blanch (5), Joan Riera (12) y Rogelio Legasa (7).
23 de 43 en tiros de dos puntos, 9 de 17 en triples y 22 de 25 en tiros libres. 46 rebotes (32 defensivos y 14 ofensivos) y 16 faltas personales.
MELILLA (22+15+16+9):Edward Santana (6), Frank Tchiloemba (15), Souleymane Drame (0), André Turner (5), Josemi García (12), -cinco inicial- Paris Bryant (2), Jason Lawson (3), Dani Rodríguez (0), F.J. Martín (10), Javi Mesa (0) y Juan I. Romero (9).
19 de 36 en tiros de dos puntos, 6 de 20 en triples y 6 de 11 en tiros libres. 16 rebotes (12 defensivos y 4 ofensivos) y 22 faltas personales.
Àrbitros:Garmendia Zorita y Millera Mas. Eliminaron por cinco faltas personales a Ed Santana.
Cristóbal Muñoz
La de ayer fue una victoria de calidad para el Drac Inca. No sólo por las bajas que arrastraba (Stacey, Jones, Sergio Rodríguez...), sino por la peligrosidad de un Melilla que ha ido de menos a más y quería frenar en seco a los mallorquines, que después de humillar al cuadro norteafricano (95-62), y después del tropiezo del Murcia, siguen soñando con la tercera plaza y a expensas de la resolución del recurso sobre el partido ante aquel equipo y cuya repetición íntegra exige la entidad presidida por Joan Rubert, que de esta manera se asegura de manera defitiniva la cuarta plaza tras la liga regular, y con ello el factor pista en la primera eliminatoria por el ascenso.
No resultó fácil deshacerse de un incómodo rival. Los de Izquierdo sabían que era una buena ocasión para vencer a uno de los pesos pesados de la LEB y pisaron el acelerador. Lonnie Jones vivía desde el banquillo sus últimos minutos como jugador del Drac y el perímetro melillense acribillaba a los gualdinegros (14-19). Pero llegó el segundo cuarto, y con él, la reacción inquense. Se pusieron los baleares por delante (24-22) por primera vez en el partido y ya no abandonaron la delantera en el electrónico. Sabían jugar con el equilibrio al que les quería someter el Melilla.
Con un Jan Jagla magistral en el rebote y con la muñeca caliente, Reynolds se dedicó a ejercer de complemento. Las cosas salían, el Drac carburaba y poco a poco se iba difuminando el cuadro de Izquierdo, que se vio con una máxima de nueve abajo (41-32), para maquillar el resultado camino del vestuario (41-37). La acumulación de faltas fue el gran hándicap del Melilla. En especial las de Santana, que era eliminado con demasiada antelación. Y con ello, el rival de turno veía mermado su potencial bajo los tableros. El resto de interiores también se iba cargando de personales y le tocaba el turno a Tchiloemba. Asumía el mando de la delicada situación para su equipo, pero al Drac no se le podía detener estando ya lanzado.
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