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DRAC INCA 43 (13+13+8+9): Alberto Alzamora (2), Ryan Fletcher (1), Marc Blanch (0), Rod Brown (13), Jan Jagla (14), -cinco inicial- Sergio Rodríguez (3), Antonio Reynolds (4), Joan Riera (2), Alberto Ruiz de Galarreta (2) y Rogelio Legasa (2).

13 de 40 en tiros de dos puntos, 3 de 13 en triples y 8 de 11 en tiros libres. 36 rebotes (24 defensivos y 12 ofensivos) y 20 faltas personales.

PALMA AQUA MÀGICA 67 (11+19+17+20): Robert Battle (14), Juanma Ruiz (7), Xavi Vallmajó (1), Shalawn Miller (8), Ray Tutt (21), -cinco inicial- Roberto Bergersen (1), Santi Toledo (2) y Pedro Llompart (13).

21 de 37 en tiros de dos puntos, 5 de 16 en triples y 10 de 19 en tiros libres. 28 rebotes (22 defensivos y 6 ofensivos) y 16 faltas personales.

Àrbitros: Sánchez Ardid y Martínez Prada. Eliminaron por cinco faltas personales a Santi Toledo.

Cristóbal Muñoz
Las bajas -Stacey y el tocado Reynolds-, la ansiedad y las ganas del Palma Aqua Mágica acabaron por decantar el derbi del costado del cuadro de Ciutat (43-67). El Drac llegaba con los deberes hechos y una carambola podía darle el tercer puesto, pero para el Aqua Mágica era toda una final. Una derrota hubiera dejado fuera de combate a los de Colino, que salieron a morir desde el salto inicial ante un Palau que registró el ambiente de las grandes ocasiones. Al final, el Palma se metió en las series de ascenso y el León será su rival. Para el Inca, ya metido de lleno en la puja por el ascenso, será el Bruesa el primera obstáculo hacia una posible semifinal mallorquina.

La afición respondió a la llamada del Inca, pero el equipo no pudo devolverles el favor con un triunfo para despedir el curso regular. Las alternancias fueron la tónica durante los primeros diez minutos. Vallmajó no acababa de encontrarle el tono del partido, y con el paso de los minutos y la acumulación de faltas personales de Bergersen, fue Pedro Llompart el que se hizo con la batuta del cuadro azulado. Dos puntos de margen era el escaso crédito con el que finalizaba el primer cuarto con el Drac al frente (13-11).

Fue tras ese pequeño parón cuando cambiaron las cosas y la dinámica del partido ofreció un sino diferente. El Palma era consciente de que le iba la vida en cuarenta minutos y no era la noche de un Drac que, ofensivamente, rendía muy por debajo de sus posibilidades. A medida que los interiores del Drac se iban cargando de faltas, se iba echando en falta a Reynolds sobre el parqué. Al final, el técnico tuvo que echar mano del jugador franquicia de los de es Raiguer.