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Aunque las matemáticas se empeñan en prolongar el suspense, el Mallorca tiene ya los dos pies en tierra firme. De hecho, nunca había contemplado el campeonato desde una posición tan privilegiada. El equipo dirigido por Gregorio Manzano sumó anoche la novena victoria de la temporada -la quinta desde su llegada a la Isla- y se ha alejado del conflicto por la permanencia en el momento más oportuno. Faltan todavía apuntalar la obra y sellar el pasaporte que le permitirá continuar, por décima campaña consecutiva, en la máxima categoría del fútbol español. Y es que el mallorquinismo volvió a vivir una noche mágica, inolvidable, que servirá para espantar definitivamente a los fantasmas, para coger aire y para relajarse antes de retomar otra vez el proyecto partiendo de cero.

La jornada fue mucho más plácida de lo que se esperaba para los corazones mallorquinistas, que sólo se vieron en apuros durante un tramo muy concreto del partido. A diferencia de lo que venía ocurriendo durante el ejercicio, el Mallorca salió mucho más convencido que su rival y se fue directamente a por el partido, tal y como había reclamado Manzano durante la jornada previa a la cita. El empuje dio rapidamente sus frutos y el equipo, después de una gran combinación entre sus hombres de mayor calidad, empezó a imponer su gobierno gracias a un tanto de Arango. Las miradas se dirigían entonces hacia Mendizorroza y el Ramón de Carranza y como en ambos estadios se alargaba el cero a cero, el Mallorca estaba ya matematicamente salvado.

Sin embargo, la euforia en las gradas duró sólo ocho minutos, justo el tiempo que tardó en empatar el Valencia por medio de Miguel Àngel Angulo. Además, el tanto del asturiano coincidió con el primer gol del Alavés y en menos de un minutos, la situación daba un giro total para tornarse crítica.

El partido llegó al descanso con ese mismo marcador y aunque el resultado seguía siendo beneficioso para los intereses rojillos, existía cierta preocupación en Son Moix por la posibilidad de que el Alavés se pusiera a dos puntos a falta todavía de dos jornadas para la conclusión.