TW
0

El Mallorca quiere aliarse otra vez con los vientos del sur para resolver de manera definitiva el conflicto de la permanencia. El plantel rojillo, que llegó en la tarde de ayer a Sevilla dispuesto a representar la penúltima función de la temporada, consumirá su segundo match bal en una de las tierras que mejor le han acogido a lo largo de la campaña: Andalucía. El equipo balear ha cosechado siete puntos en los tres desplazamientos que ha realizado hasta ahora a los estadios más meridionales de la península y de mantener esa dinámica podría volver esta noche a la Isla con la inscripción de la próxima temporada totalmente arreglada. Los viajes del Mallorca a territorio sureño han sido los más productivos de todo el calendario. En el primero del ellos, en Cádiz, el equipo logró la primera victoria a domicilio del curso y cogió un pequeño impulso que le permitió suavizar su delicada situación durante algunas semanas. Los goles de Víctor y Arango ayudaron a neutralizar el tanto inicial del local Enrique y a reconstruir la autoestima de un grupo que hasta ese momento había sido incapaz de lograr una continuidad mínima.

El segundo reto del Mallorca para el partido de hoy es enlazar tres victorias consecutivas, algo que a lo que no accede desde hace dos temporadas. La última vez que lo consiguió fue en el epílogo de la campaña 2003-04, todavía con Luis Aragonés en el banquillo. El técnico de Hortaleza hilvanó cinco victorias ante Valladolid, Málaga, Madrid, Espanyol y Celta en los últimos partidos del torneo, pero también lo había conseguido con anterioridad al enfrentarse a Murcia, Real Sociedad, Betis, Villarreal y Valladolid. Desde entonces, ni Floro, ni Cúper, ni el propio Manzano han podido amontonar más de dos alegrías consecutivas y la de hoy parece la fecha mejor indicada para acabar con ese maleficio, aunque teniendo en cuenta lo mucho que habrá en juego, no será una tarea ni mucho menos sencilla.

La segunda reivindicación mallorquinista en Andalucía se produjo en el momento más especial de la temporada. El conjunto balear tenía que viajar a Málaga después de vivir una de las semanas más accidentadas de los últimos años y lo hacía por primera vez bajo la dirección de Gregorio Manzano, que asumía los mandos del vestuario sólo unos días después de la dimisión de Héctor Cúper. El Mallorca que se encontraba en plena caída libre, se impuso de forma autoritaria al conjunto de Manolo Hierro y sacó la cabeza del pozo. Además, la carrerila que cogió gracias a esa exhibición en La Rosaleda le sirvió para derrotar una semana más tarde al Madrid. A partir de ahí, todo fue diferente. La última y más reciente incursión al sur de la Liga fue precisamente a Sevilla, aunque tuvo lugar en la acera opuesta a la que visitará esta tarde. Con la escuadra de Juande Ramos enfrente, el Mallorca arañó un punto que acabaría teniendo un valor tremendo y que le permitiría encadenar una serie de seis partidos inmaculados que sigue siendo la mejor de Manzano desde su llegada.