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Anda Roger Federer algo alterado. Al número uno del mundo le está costando digerir que cada enfrentamiento con Rafael Nadal se salde con una derrota y el pasado fin de semana perdió los nervios. Tiró la raqueta, «robó» pelotas, recriminó a Toni Nadal. Por primera vez el suizo vio que no era el mejor y le pegó una patada a su libro de estilo. Va a tener dos semanas para reflexionar y recuperar la serenidad antes de que llegue Roland Garros, porque esta tensión no beneficia al tenis. Roger Federer se está obsesionando con ganar Roland Garros y ver que no puede doblegar a Rafael Nadal le está poniendo nervioso. Tras su derrota en el Masters Series de Montecarlo, se marcó como objetivo superarle en Roma y la semana no fue fácil. Sufrió para ganar a Nicolás Almagro y se lo hizo pagar a un aficionado que le pidió fotografiarse junto a él en la entrada a los vestuarios. Casi cae derrotado ante David Nalbandián en semifinales y por primera vez tiró la raqueta en una pista de tenis. Y cuando se dio cuenta de que probablemente volvería a perder con Rafael Nadal, le recriminó a Toni Nadal que diera consejos desde la grada.

Pocos podían pensar que Roger Federer llegaría a perder los nervios con un fan, igual que costaba creer que le veríamos lanzar una raqueta, pero llegar a robar una pelota en una final es un gesto tremendamente feo. Porque cuando Rafael Nadal encontraba con su derecha el revés del suizo, el número uno del mundo se encontraba superado y en una pelota comprometida decidió apuntarse un punto que no le pertenecía. Rafael Nadal lanzó una derecha muy cerca de la línea. Botó en el campo y tocó la línea por dentro, pero Roger Federer paró el punto. Marcó una bola que había botado fuera e hizo bajar al juez de silla para que le diera el punto. La marca no era la correcta, pero el árbitro no encontró el bote correcto y tuvo que concederle el punto. Toni Nadal contempló desde el monitor de televisión que tenía al lado que la pelota marcada no era la que tocaba, pero prefirió no decir nada.

Sin embargo, sí que Roger Federer le recriminó a Toni Nadal que hablara con su sobrino. Está prohibido que los entrenadores aconsejen a los jugadores durante el partido, aunque está permitido que les animen. El entrenador mallorquín estaba situado detrás del juez de silla por lo que le hubiera penalizado si le hubiera oído decir algo fuera de las normas. El suizo no vio con buenos ojos las continuas muestras de ánimo de Toni hacia su sobrino y en varias ocasiones se dirigió a él preguntándole: «¿Todo bien, Toni?». A Nadal y su entorno le han sorprendido estas actitudes, aunque prefieren evitar polémicas. Que el número uno del mundo pierda los nervios no beneficia al tenis, más cuando Roland Garros, el Grand Slam de tierra batida, está a la vuelta de la esquina. Federer tratará de alzarse con el único Grande que todavía no ha ganado. En frente, estará el rey de la tierra.