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Europa Press|PARÍS
La final de la Liga de Campeones entre el FC Barcelona y el Arsenal FC, mañana en París, enfrenta al equipo más goleador del torneo, con 22 tantos en 12 partidos, con el menos goleado, que sólo ha encajado dos. Ambos acuden a la gran cita invictos en la actual edición de la Liga de Campeones, después de haber acumulado ocho victorias y cuatro empates cada uno, entre la liguilla y los posteriores cruces. Tanto el Barcelona como el Arsenal acabaron la primera fase como líderes de sus grupos después de haber obtenido cinco triunfos y cedido un único empate, y después rentabilizaron sus goles en las eliminatorias. Los azulgrana dejaron fuera a Chelsea (1-2 y 1-1), Benfica (0-0 y 2-0) y Milan (0-1 y 0-0), mientras que los gunners hicieron lo propio con Real Madrid (0-1 y 0-0), Juventus (2-0 y 0-0) y Villarreal (1-0 y 0-0). Aunque si destaca el ataque del Barcelona, liderado por Ronaldinho y Etoo, autores de siete y cinco goles en el torneo, respectivamente, lo mismo la defensa del Arsenal, que lleva 10 partidos imbatido.

Su portero Lehmann no ha encajado un gol en esta Liga de Campeones. El Arsenal recibió los dos tantos en las dos primeras jornadas de la liguilla, ante el Thun y el Ajax, con el español Almunia en la puerta. Por otra parte, hay una subasta, la real, la de los alrededores de Saint-Denis donde se negocian a precio de oro las entradas para la final de hoy de la Liga de Campeones entre el Barcelona y el Arsenal, y luego está el otro mercado, el virtual de internet, pero en uno y otro hierve la reventa. Hasta 2.000 euros dicen que se pagan por una localidad para la quinta final del Barcelona en la máxima competición continental y la primera del Arsenal. Un precio que subirá a medida que se acerque la hora del partido, porque faltan por llegar la mayoría de los aficionados que han programado viajar a la capital francesa sin entrada.

La inflación se nota por minutos y las entradas se han convertido en un objeto tan cotizado que dos encapuchados decidieron jugar anoche al «Billy el Niño» y asaltar armados el Ayuntamiento del Saint-Denis en busca del botín de las pocas (150) entradas que atesoraba el alcalde. Mantuvieron secuestrados a 13 concejales durante unos minutos y no se interesaron ni por sus carteras, ni por sus relojes, ni por sus joyas. Sólo querían las entradas. Se marcharon con las manos vacías, pero su acción ha puesto en guardia a las autoridades, que multiplican los llamamientos de atención contra la compra de entradas en la reventa.