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AMADOR PONS (PARÍS)
Si hay un golpe resolutivo en el circuito es la derecha de Carlos Moyà. Este golpe le hizo campeón de Roland Garros y le permitió alcanzar el trono de la ATP. Al tratar de mejorar su revés fue perdiendo su mejor tiro, pero ayer lo recuperó. El tenista mallorquín atropelló a Mikhail Youzhny (6-4, 6-3 y 6-2) en la pista Philippe Chatrier y se coló en la tercera ronda donde se medirá con Nikolay Davydenko. Fue uno de los mejores partidos del balear, un partido que hace soñar con cosas importantes, muy importantes.

Las condiciones del partido no beneficiaban a Carlos Moyà. Frío, primer turno (a las 11.00 horas) y un cañonero en frente. El mallorquín debía superarse a sí mismo, al rival y al entorno para poder alcanzar la tercera ronda de Roland Garros. Y no tardó en demostrar que está muy motivado. Quiere volver a hacerse respetar y sabe que París es el mejor escenario para conseguirlo. Madrugó y cuando saltó a la central del complejo de la Porte d'Auteil se puso manos a la obra de inmediato.

Moyà y Youzhny ganaron sus primeros saques con relativa comodidad, exhibiendo un primer servicio muy potente. Los intercambios eran largos y curiosamente el primero en estar en apuros fue el mallorquín. En el tercer juego se encontró con un 30-40. Lanzó un buen primer saque y optó por una dejada con su derecha. El ruso la leyó bien pero su revés cortado se escapó demasiado largo. Moyà aprovechó su siguiente oportunidad y se colocó 2-1.