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Alba Saiz|MADRID
Parece que el destino se alió con Mariano Pernía, quien podrá cumplir el mayor sueño de su vida, el de jugar, a su 29 años, un Mundial, ése que su papá, Vicente «Tano» Pernía, no pudo disputar. Corría 1978 cuando Menotti decidió no convocar a ningún futbolista de Boca para jugar el Mundial. De esa forma dejó fuera de la albiceleste a la Fiera, ese lateral derecho que lo ganó todo y deleitó a la Bombonera.

Ahora, con todo el respeto hacia Asier Del Horno, al que sustituye, Mariano tendrá la oportunidad de brindar a su padre, casi treinta años después, la experiencia de vivir la grandeza de una fase final de la Copa del Mundo. España le dará a Pernía la oportunidad que su país de nacimiento, Argentina, nunca le brindó. Pero no será un regalo para el lateral zurdo del Getafe, al que le llega esta convocatoria tras firmar una gran temporada con el conjunto madrileño y una dilatada carrera futbolística.

A Pernía (Buenos Aires, 04/05/1977), esto del fútbol le viene de cuna. Sólo tenía cuatro años cuando su padre, su gran ejemplo a seguir, como ya confesó, colgaba las botas en Boca: «Cuando lo traes de sangre y tu papá está jugando, obviamente quieres seguir el ejemplo de la persona que tienes como ídolo en ese momento», reconocía la temporada pasada el jugador azulón.