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Amador Pons|PARIS
Han tenido que pasar 21 años para que los cuatro primeros cabezas de serie coincidan en las semifinales de Roland Garros. Desde 1985 no se encontraban los máximos favoritos en la lucha por la final. Roger Federer (1), David Nalbandián (3), Rafael Nadal (2) y finalmente Ivan Ljubicic (4). El tenista croata fue el último en sumarse a la lista tras doblegar al francés Julien Benneteau por un contundente 6-2, 6-2 y 6-3, en poco más de dos horas de juego.

Más de dos décadas después, el torneo francés reúne a los cuatro mejores jugadores del circuito. Independientemente de su adaptación a la tierra batida, es indudable que son los mejores tenistas del momento. A nadie le sorprende que Federer, Nadal y Nalbandián hayan alcanzado las semifinales, aunque el hecho de ver a Ljubicic en esta ronda es algo inesperado, incluso para el propio tenista mallorquín, que ayer aseguró que antes de que comenzara el torneo pensaba que llegaría hasta el penúltimo partido el valenciano David Ferrer.

Lo cierto es que Ivan Ljubicic no tuvo ayer rival en Julien Benneteau. El jugador croata fue muy superior durante todo el encuentro y no dio ni la más mínima opción al francés, que arrastraba molestias de encuentros anteriores y un cansancio significativo, ya que también estaba disputando el torneo en la modalidad de dobles.

Ayer pareció como si Ljubicic y Benneteau disputaran los cuartos de final a cámara lenta. Los intercambios se realizaban sin ningún tipo de intensidad y el croata entendió perfectamente que la única manera de no estar en las semifinales era regalando el encuentro de cuartos de final.

Benneteau no tiene ningún tipo de golpe ganador. Ni su servicio es tremendamente poderoso, ni ninguno de sus golpes desde el fondo de la pista son inalcanzables. El francés apostó por la única fórmula que le podía dar la victoria, aguantar hasta que Ljubicic fallara, pero el croata se mostró inteligente y tuvo paciencia para esperar hasta su oportunidad sin cometer apenas errores no forzados.

Sin precipitarse Ljubicic, Benneteau trató de apelar a la lucha y al apoyo de los aficionados de la pista central del complejo, pero la diferencia tenística que hay entre los dos jugadores es abismal. El francés se despide del Grand Slam de tierra batida después de haber firmado su mejor actuación y el croata se convierte en el rival de Nadal en el encuentro de semifinales.

Ivan Ljubicic y Rafael Nadal ya se conocen. El año pasado firmaron uno de los partidos más atractivos de la temporada en la final del Masters Series de Madrid cuando el mallorquín levantó dos sets en contra y terminó ganando en el quinto set. En la capital española las condiciones favorecían al croata por la altitud, pero en París las condiciones favorecen claramente al mallorquín, que será el principal favorito para acceder a la final. Ljubicic tratará de apelar a su servicio para jugar sus bazas porque sabe que en el intercambio desde el fondo de la pista es inferior. Nadal se limitará a intentar hacer su tenis, donde es superior al resto de jugadores del mundo.