12/06/06 0:00
Tolo Jaume|PARIS
Nadie quería perderse la oportunidad de ver a Rafael Nadal levantar su segunda Copa de los Mosqueteros en la pista central de Roland Garros, que como no podía ser de otra manera registró un lleno absoluto para arropar a los dos mejores tenistas del mundo. Las banderas suizas partían con cierta mayoría entre el público, que aplaudió con más fuerza la salida de Roger Federer a la Philippe Chatrier, donde el mercurio de los termómetros se elevó por encima de los treinta grados para convertir los abanicos en un accesorio esencial para los asistentes.
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