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Tolo Jaume|PARIS
Nadie quería perderse la oportunidad de ver a Rafael Nadal levantar su segunda Copa de los Mosqueteros en la pista central de Roland Garros, que como no podía ser de otra manera registró un lleno absoluto para arropar a los dos mejores tenistas del mundo. Las banderas suizas partían con cierta mayoría entre el público, que aplaudió con más fuerza la salida de Roger Federer a la Philippe Chatrier, donde el mercurio de los termómetros se elevó por encima de los treinta grados para convertir los abanicos en un accesorio esencial para los asistentes.

La familia al completo del tenista manacorí presenció la final, a la que pusieron la nota de glamour la actriz Jennifer Aniston y su pareja, el también actor Vince Vaughn. El entrenador del bicampeón del segundo Grand Slam de la temporada, Toni Nadal, compartió la primera línea de la zona reservada junto al ex futbolista Miquel Àngel Nadal, el mánager Carlos Costa y el recuperador Juan Antonio Martorell.

Una serie de filas más alejados de la arcilla parisina Sebastián Nadal, que no perdió detalle de los prolegómenos con su cámara, se sentó junto a su hermano Rafael y ambos parecían ser los que con mayor tensión vivían el duelo, aunque también se podía ver al jugador de los Memphis Grizzlies Pau Gasol celebrando los puntos más importantes del partido. La hermana de Rafael Nadal, María Isabel, y su madre, Ana María Parera, ofrecían la sensación de llevar la procesión por dentro y en compañía de otros familiares y allegados que también hacían llegar su calor al campeón de Roland Garros.