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José A. Pascual|LEIPZIG
Fernando Torres dio un golpe de mano en la mesa del Mundial de Alemania 2006 en la mismísima cara de Andrei Shevchenko, el 9 que ha sido traspasado del Milán al Chelsea y que puede provocar un efecto dominó en el fútbol europeo. El delantero atlético se marcó un partidazo en el estreno de España contra Ucrania. Hizo una demostración de potencia, desmarque y rubricó su actuación con un golazo para culminar una jugada genial de Carles Puyol.

Necesitaba Torres mostrarse de verdad en el escaparate mundial. Ausente de las competiciones europeas con su club, el Atlético de Madrid, el joven madrileño irrumpió de manera estelar en Alemania 2006. Desde las categorías inferiores el fútbol continental se tenía que conformar con ver al 9 de España vestido de rojiblanco, sin opción de codearse de verdad en las citas internacionales.

Sus capacidades eran innegables y los elogios muchos, pero aún le faltaba algo. El y todos los que le rodean lo sabían. Y en Leipzig encontró el momento y lo aprovechó. Torres es, ahora mismo, tras disputarse la primera jornada de Alemania 2006, uno de los delanteros centros que han causado mejor impresión. Fue la cara de un partido en el que la cruz correspondió a Shevchenko, que llegaba muy mermado y naufragó como todo su equipo.