Raúl González y Luis Aragonés conversan al término de la sesión de entrenamiento que realizó la selección española.

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Lleva un buen puñado de meses alejado de su mejor versión, pero también siendo víctima de su propio pasado. Raúl González Blanco, icono del madridismo y también referencia de una selección que siempre se ha quedado a medias, no parece haber asumido el nuevo papel que le ha otorgado Luis en el Mundial de Alemania. Fuera del equipo titular y relegado a empresas aparentemente menores, el futbolista evidenció ayer en Kamen que no ha digerido su rol de actor secundario.

La breve conversación que mantuvieron Luis Aragonés y Raúl González al término del entrenamiento dejó patente la frialdad que existe entre ambos. Alineado de nuevo con los suplentes (también lo hicieron Michel Salgado y Albelda), el capitán mostró durante toda la jornada un gesto serio y distante. Su charla con Luis fue corta y también huérfana de complicidad. Con todas las cámaras pendientes de la charla entre el futbolista y el entrenador, Raúl hizo todo lo posible para marcharse cuanto antes. Su desinterés por escuchar aSabio era evidente. El lío está servido.

Fue no obstante Ghana la gran protagonista de la jornada. Su exhibición de fuerza desbordó a la República Checa (2-0) y alteró notablemente el discreto papel que estaban protagonizando las selecciones africanas en Alemania. Acomplejada ante Italia, Ghana firmó en su segunda aparición un partido sobresaliente. Representado en el mundial por cinco equipos (Costa de Marfil, Angola, Togo, Túnez y Ghana), el fútbol africano se reivindicó al fin con un triunfo. Han hecho falta ocho partidos.