TW
0

Magaluf. Cinco de la tarde. Los aficionados ingleses llegan en oleadas a las pantallas gigantes con gorros, camisetas, banderas, bufandas y los rostros pintados de blanco y rojo para animar a su selección en el partido contra Ecuador de los octavos de final del Mundial de Alemania'2006. Son más aficionados de los que vibraron desde la distancia al combinado inglés en la misma zona en los duelos precedentes y con un ánimo de fiesta y una esperanza reflejada en los cánticos que corean en grupos. La primera noticia llega con las alineaciones. Las modificaciones de Eriksson, que sitúa a Hargreaves en el lateral derecho y a Rooney en punta en detrimento degigantón Crouch, no entusiasman a los ingleses. La oportunidad de Ecuador a los diez minutos, con la pifia de Terry y el disparo de Carlos Tenorio al larguero, provoca un suspiro inicial que desemboca en aplausos y cánticos de ánimo.

Después de un primer acto insulso, sin ocasiones claras para los hombres de Sven Goran Eriksson, la selección inglesa arranca el segundo tiempo con otro brío. Hasta que llega el minuto 60 y Beckham sitúa el balón. La falta es lejana, pero Magaluf ruge desde la distancia para trasladar su pasión al jugador del Real Madrid. David saca a paseo su diestra, el balón toma una parábola impresionante y tras unos segundos de dudas, besa las mallas. A pesar de la estirada de Mora, el gol es una realidad. Entonces, Magaluf estalla en un grito unánime. «England, England», suena al unísono en la calurosa tarde de Calvià.

Los últimos treinta minutos del encuentro provocan una catarata de nervios en Magaluf. El final se eterniza ante la desesperación de los agoreros. Cuando el belga Frank de Bleeckere señala el final, al filo de las siete menos diez de la tarde, los ingleses saltan alborozados. Inglaterra ya está en cuartos de final, entre las ocho mejores selecciones del Mundial. Portugal es el próximo rival de una selección que persigue las semifinales, una ronda que no alcanza desde las semifinales en Italia'90. En Corea, cayó en cuartos de final ante Brasil, comandada por Ronaldinho.