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L. Miguel Pascual|HAMELIN
España será la primera bola de partido de Zinedine Zidane, que dirá adiós al fútbol cuando su equipo sea eliminado del Mundial de Alemania o cuando él, en su calidad de capitán, levante la copa de los campeones. A partir de ahora, cada encuentro puede entrañar el final de Zizou, que jugará contra España el primer partido del KO en la competición. España, que le ha acogido en los últimos cinco años, podría firmar la sentencia de muerte de su vida deportiva. Paradojas del destino, compañeros suyos como Raúl González, Sergio Ramos o Michel Salgado, trabajarán para que la de hoy sea su última participación en un partido oficial. Difícil de pensar que el madridista no vivirá de forma especial el encuentro, tanto porque puede ser el último, como por la cantidad de amigos que tiene al otro lado del campo.

Antes de nada habrá que saber si forma parte del once inicial, algo que el seleccionador, Raymond Domenech, no desvelará hasta 45 minutos antes del encuentro. Aunque una parte de la prensa francesa ha especulado con la posibilidad de que el «10» se quede en el banquillo porque Francia jugó mejor sin él el último encuentro contra Togo, todo apunta a que estará entre los que comiencen el encuentro. No está Francia para prescindir de jugadores de calidad como Zizou, pese a que su entrada en el césped obligue a múltiples adaptaciones tácticas. En cierta forma, el partido ya ha comenzado para Zidane, porque tenerlo en su campo es una especie de garantía para sus compañeros, que espantan el fantasma de la superioridad técnica española blandiendo el talismán de Zizou. «Ellos tienen jugadores más técnicos pero no tienen a Zidane», dijo Eric Abidal contento de que el jugador esté en su equipo y no en el campo adverso.

«Tenemos la suerte de que Zidane está con nosotros», afirmó Willy Sagnol. Como una cantinela que se repite en cada intervención de los franceses, el nombre del «10» sale a la palestra como el salvador, el que puede ayudar al equipo a encontrar el camino de la portería adversa. Zidane representa todo lo que propone hoy Francia: calidad técnica y experiencia, cualidades con las que persigue contrarrestar la cohesión táctica y la juventud de los españoles. Mientras el jugador se esconde en la tranquilidad del castillo del barón de Munchhausen y guarda silencio.