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F.Fernández
Han tenido que pasar más de dos décadas para que uno de los clásicos del fútbol de ca nostra vuelva a sentirse importante dentro del grupo balear de Tercera División. Buena parte de la historia del balompié insular pasa por Santa Margalida y recuperar el tiempo perdido es una de las consignas que la directiva encabezada por Joan Mas persigue. Ellos tomaron el relevo de un equipo de trabajo que llevó al Margaritense a hacer suyo el lugar que jamás debió perder tras un largo tránsito por el desierto de las categorías regionales, de las que salió por la puerta grande para iniciar una nueva etapa que promete emociones fuertes. La campaña del retorno a la élite del fútbol balear tuvo de todo. Cambios en el banquillo, fichajes de invierno, nervios... Pero al final, la permanencia premió todos los esfuerzos y sinsabores que se quieren dejar para la memoria colectiva de una hinchada y una localidad que vuelve a vibrar con el Margaritense.

Las primeras piedras del nuevo proyecto llegaron en el campo técnico. Mas tenía claro que en el banquillo se sientan las bases del éxito. Tomás Gibert, uno de los técnicos con más kilómetros en estas lides, aterrizaba en Santa Margalida con las ideas claras. Y con Martí Munar como punto de apoyo. El secretario técnico y coordinador del fútbol base es su complemento y entre ambos han logrado dar forma a un bloque de veinte efectivos que emite buenas sensaciones. Jaume Ramis, Nando Ramón, Juan Carlos Colom, Manolo Moya, Pep López, el asturiano Pablo García, Santos, Toni Martí o Sergi Rojals, entre otros, son algunas de las piezas del engranaje que Gibert tiene como meta llevar a «pelear por jugar la fase de ascenso. Es un reto mío y de la directiva, porque si miramos la historia del Margaritense, nos merecemos estar arriba y crear ilusión. Hacía veintidós años que no estábamos en Tercera y no queremos volver a pasar tantos apuros, si es posible», admitía Joan Mas, rostro visible de la junta directiva que inicia con argumentos contundentes su segunda temporada al frente de los destinos del Margaritense. Tiempo suficiente como para sentar las bases de un proyecto sólido y «devolver la ilusión a la gente del pueblo. Somos una de las aficiones más numerosas de la categoría y eso nos anima a seguir día a día», explica el máximo dirigente.

Pero esta nueva etapa en la dilatada historia del Margaritense «no tiene que ser cosa de una temporada y nada más», prosigue Mas, quien recuerda que se ha mantenido una base respecto al pasado curso con hombres como Aitor, Nelo o De la Cruz, además de dar cancha a los más jóvenes, caso de los sub'23 Di Bella o Pedro García. Pese a lo deslumbrante del nuevo proyecto, el prespupuesto del club sólo será un diez por ciento más alto que el pasado año. «La diferencia radica en que tendremos una plantilla más amplia y la experiencia de la pasada temporada. Podemos ser ambiciosos y queremos serlo», admite Joan Mas, quien no esconde las cartas ganadoras de un Margaritense que ha echado el resto para ser un equipo importante en Tercera y soñar con la Segunda B «en la medida de nuestras posibilidades». Un reto que ha involucrado a una población que quiere presumir otra vez de su equipo, por historia, uno de los grandes, aunque sobre el césped quieren demostrar que van muy en serio.