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Fernando Fernández
Traspasado el ecuador del Mundial -nueve pruebas disputadas sobre dieciséis-, Jorge Lorenzo y el Fortuna Aprilia entran en plena cuenta atrás cogiendo carrerilla tras un mes genial. Cuatro carreras consecutivas han dejado como balance tres victorias (Mugello, Assen y Donington) y un segundo puesto (Montmeló), pero por encima de todo, un recorte de puntos notable sobre Andrea Dovizioso, que después de subir al cajón en las primeras ocho mangas, se ha caído del podio y observa como los veintinueve puntos de los que disponía el transalpino tras el terrible fin de semana de Le Mans (92 por 63 de Jorge) se han quedado reducidos a la mínima expresión: uno.

Victoria a victoria y únicamente con la excepción del mazazo de «Dovi» en Catalunya, el 48 le ha dado la vuelta a la situación en un momento decisivo, cambiando de manera radical su actitud y exprimiendo al máximo los recursos de una máquina ganadora como la Aprilia RSW 250. Restan siete pruebas para conocer al sucesor de Dani Pedrosa -campeón en 2004 y 2005- y los números de Jorge son los óptimos. Suma 158 puntos, aunque a estas alturas del pasado Mundial, el piloto de Castellar del Vallés tenía en su haber 171, con cinco victorias, las mismas que el pupilo de Dani Amatriaín ha hecho suyas.

Del inicio abrumador de Jerez y Qatar a la crisis de resultados de Turquía, Le Mans y Shangai, la trayectoria de Jorge ha mostrado altibajos que parecen haber encontrado la línea de regularidad después de haber pasado página tras un desencuentro entre el mánager del balear y su padre. Lorenzo ha variado su discurso y a falta de siete carreras, nadie puede dudar de que el 48 va a ser campeón del mundo, incluso antes del Gran Premio de la Comunitat Valenciana. El título es cosa de dos: Andrea Dovizioso y Jorge Lorenzo.