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Rodrigo Zuleta|DORTMUND
Italia rompió el mito de la invencibilidad alemana en Dortmund con dos goles agónicos de Fabio Grosso y Alessandro del Piero que le abrieron las puertas de su sexta final de la Copa del Mundo en un partido intenso desde el primer minuto, pero que acabó resolviéndose del costado transalpino en una prórroga apasionante y en la que la fortuna dio la espalda a un anfitrión que debe marcharse de vacío del Mundial. Alemania, que no ha vencido jamás a Italia en un Mundial, habrá de esperar al menos cuatro años más para romper el maleficio. El partido se presentó desde el comienzo con muchos nervios y de ambos lados se vio que los jugadores salieron a no darse ventajas, con una marca pegajosa en el centro del campo no exenta de faltas por una y otra parte.

En ese pulso sacó ventaja Italia, que tuvo a lo largo del primer tiempo un claro dominio en cuanto a posesión de pelota se refiere y logró forzar muchas faltas en terreno alemán, jugando por los costados, y muchos saques de esquina. Italia intentó llegar ante todo por la derecha, con Mauro Camoranesi dándole muchos problemas a Philipp Lahm, pero también hizo incursiones interesantes por la banda contraria y en una de ellas, en el minuto 17, Simone Perrota tuvo la primera oportunidad clara del partido al quedar sólo frente a Jens Lehmann y perder el mano a mano con el meta alemán. Alemania opuso resistencia con esporádicas combinaciones rápidas, en las que con frecuencia aparecía Miroslav Klose un tanto alejado del área y tirándose a las bandas tratando de abrir la defensa italiana.

El trabajo de Alemania, y de Klose en particular, estuvo a punto de verse recompensado en el minuto 32 cuando un pase del goleador alemán dejó solo ante Gianluigi Buffon a Bernd Schneider que remató desviado. Buena parte de los esfuerzos de Klose y sus compañeros se vieron ahogados por la gran actuación de Fabio Cannavaro, que estuvo siempre donde debía para atajar cualquier peligro. En la segunda parte, Alemania logró sacudirse un poco del dominio italiano, pese a una gran ocasión de Fabio Grosso en el minuto 51 que perdió el duelo final con Lehmann. Los alemanes lograron que se jugara más en la mitad italiana e incluso, en el minuto 61, generaron una ocasión en la que Buffon tuvo que intervenir por primera vez en el partido, para parar un remate de Lukas Podolski.