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A sólo unas horas de introducirse de lleno en la pretemporada, la plantilla del Mallorca va mentalizándose para lo que se avecina. Ayer, Juan Arango, Maxi López y Fernando Varela protagonizaron un acto organizado por el club balear y además de ser testigos de la ilusión que se está generando a su alrededor, se mostraron más optimistas que nunca de cara a la próxima temporada. La permanencia sigue siendo el objetivo prioritario, pero al menos en el vestuario bermellón ya no está prohibido referirse a otro tipo de aspiraciones.

La clausura de la quinta edición del campus que anualmente organiza la Fundació Reial Mallorca reunió sobre el césped del Lluís Sitjar a tres de los futbolistas más representativos del nuevo proyecto, que junto al canterano Emilio Nsué, hicieron las delicias de los más de cien jóvenes que habían tomado parte en las jornadas a lo largo de los últimos días. Todos ellos se hartaron de firmar autógrafos y de fotografiarse junto a los pequeños, que además de desearles suerte para sus compromisos más cercanos, les exigieron un pequeño esfuerzo para que el próximo campeonato sea menos angustioso que los dos últimos.

En medio de ese revuelo y entre un ambiente de acentuado mallorquinismo, Maxi López reconoció que se ha contagiado del ambiente que ha palpado desde su llegada a Ciutat: «Uno también se ilusiona como el resto de la gente y tiene ya ganas de que empiece todo. Lo principal es adaptarnos lo más rapidamente posible e intentar esforzarnos para que la afición esté contenta. Yo, por mi parte, trataré de hacer las cosas lo mejor posible», señaló el delantero argentino.