Freire se mostró inmenso en un esprint largo, de casi 2 kilómetros, en el que llegaron lanzados todos los grandes especialistas. El triple campeón del mundo empezó a remontar desde la novena plaza a falta de 400 metros, se pegó a la rueda de Boonen, buscó hueco, fue tan hábil que lo encontró y metió la rueda en vencedor por delante de McEwen y el propio Boonen,con un tiempo de 3h.35.25, a una media de 47,210 kms/hora.
Estuvo enorme Freire. Listo como pocos, y potente en la hora de la verdad, en un alarde táctico y de fortaleza. Con apenas labor de equipo es capaz de encontrar petróleo en terrenos difíciles, por eso se apuntó la segunda etapa en la presente edición y la tercera de su palmarés. Un triunfo que le permitirá al campeón cántabro, de 30 años, afrontar con moral los Pirineos, y si sale en condiciones optará a más días de gloria.
No tuvo el español conocimiento de lo que había conseguido hasta unos minutos después, ya que McEwen entró a milímetros. «¿Seguro que he ganado yo?, preguntaba Freire cuando le dieron la buena nueva. «Pues más no se puede pedir porque era una de las últimas oportunidades», añadió ya camino del podio.
El ucraniano Sergey Honchar (T-Mobile), el héroe de Rennes, entrará en los Pirineos con el maillot amarillo dispuesto a luchar en dos jornadas de montaña. El estadounidense Landis (Phonak) lo hará en la segunda plaza como principal candidato a un minuto y el australiano Michael Rogers (T-Mobile) tercero a 1.08. El primer español sigue siendo Carlos Sastre (CSC), decimosexto, a 2.27.
La etapa de las Landas tenía el guión marcado a fuego para una llegada al esprint, aunque la tradición dijera lo contrario, ya que de las tres veces que había llegado el Tour a Dax siempre ganó un corredor escapado.
Con la llanura por delante y un bochorno infernal, los corredores se adentraron en «La Mancha francesa», zona donde la cota más alta no supera los 100 metros. Cualquier aventura podría costar muchos litros de sudor. Pero siempre hay voluntarios para buscar la gloria. El primero, en el km 8, fue el gigantesco debutante alemán Christian Knees, del Milram, con sus 1,94 metros.
A Knees se le juntaron dos veteranos franceses, Stephan Augé (Cofidis) y Walter Beneteau (Bouygues). Ninguna inquietud en un pelotón que tenía claro que antes de la montaña los esprinters no iban a regalar etapas. El retraso del grupo marcaba 7.30 minutos en el km 39, momento en que decidieron poner un poco de orden.
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