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Los nombres de Iván Ramis y Andrija Delibasic podrían aparecer perfectamente en la lista de nuevos fichajes del Real Mallorca. El mallorquín y el montenegrino, que fueron defenestrados por Héctor Cúper la temporada pasada, participan estos días en una de las pretemporadas más especiales de su carrera y su futuro más inmediato pasa por lo que se derive de su trabajo en Kössen.

Una vez superadas sus respectivas cesiones, los dos están ansiosos por demostrarle a Gregorio Manzano que están cualificados para instalarse en la plantilla actual y aportarle cosas nuevas a un grupo todavía en construcción. Ellos lo tienen claro: han vuelto para quedarse. El caso de Ramis fue quizá el más llamativo del pasado verano. El central de Sa Pobla había saltado del filial al primer equipo en la temporada 2003-04 de la mano de Luis Aragonés y después de cumplir con nota en las nueve actuaciones de ese curso y en las veintidós del siguiente tuvo que mudarse a Valladolid para acumular kilómetros.

Cúper, que el año pasado por estas mismas fechas era el jefe del vestuario bermellón, decidió apostar por jugadores como Alessandro Potenza o Eduardo Tuzzio para custodiar el centro de la defensa. En Pucela decidieron acogerle con los brazos abiertos y tras una rápida integración se hizo merecidamente con la titularidad y empezó a amontonar oficio: «Creo que he cogido bastante experiencia en Valladolid y me he hecho más como futbolista. Tuve una gran temporada en la que jugué casi todos los partidos y eso me ha venido muy bien en todos los sentidos», señala orgulloso.