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Carlos Román|KÖSSEN
La plantilla del Real Mallorca disfrutó ayer del primer y único paréntesis de su stage tirolés. Después de seis jornadas de intenso trabajo en la localidad de Kössen y sus alrededores, jugadores, cuerpo técnico y el resto de los expedicionarios se tomaron un breve descanso que la mayoría aprovechó para hacer un poco de turismo y desconectar por unas horas de la rutina de trabajo en la que anda metido el conjunto bermellón.

Hoy, con las pilas ya algo más cargadas, los futbolistas volverán a la carga en una nueva doble sesíón en la que empezarán a preparar el partido de mañana ante el Maccabi Haifa, el test más serio de la concentración. Aunque no había necesidad de conectar el despertador, la mayoría de los jugadores madrugaron para coger alguno de los autocares fletados por el club y embarcarse en una de las excursiones que se habían programado durante la tarde anterior.

La delegación más numerosa de todas, formada por 21 personas partió sobre las 10.30 de la mañana del hotel Sonneck en dirección a Alemania con la intención de visitar el Nido del guila, la antigua residencia de verano del dictador Adolf Hitler. Entre ella se encontraban Angelos Basinas, Andrija Delibasic, Toni Prats, Jordi López, José Carlos Nunes, Víctor Casadesús, Tuni, Cristiano Doni y los canteranos Miguel ngel Bazán, Pablo Cendrós, Ernesto García, Juanjo Gómez y Gerardo Rubio. Junto a ellos viajaban también Toni Servera, César Mota, Joan Mesquida, José León o el jefe de prensa del club, Héctor Romero, que no quisieron perderse la visita.