El mallorquín y el valenciano jugaron cinco «tie-breaks» que acabaron con la victoria de Ferrer por de 3-2; aunque lo de menos en la tarde de ayer era el resultado. Antes de empezar el partido, los dos tenistas le entregaron una placa de homenaje a Javier Piles, entrenador de David Ferrer y realizaron una exhibición de habilidades: Nadal jugó con la mano derecha y Ferrer golpeaba el revés a una mano, cuando habitualmente lo hace a dos.
Otro ejercicio fue una especie de tiro al blanco. Unos conos y las latas de bebidas refrescantes hicieron de dianas. Los tenitas tenían que derribar el mayor número posible con el saque. El público también formó parte del acto con fines benéficos. Los seguidores afortunados, de los cerca de 3.000 mil presentes, que recogieron las quince bolas lanzadas desde la pista pelotearon con uno de los dos grandes protagonistas.
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