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Trece días de concentración, cuatro amistosos y una libreta llena de apuntes. El Mallorca cerró ayer la parte más dura de la pretemporada y tras llenar su depósito de combustible se despidió de su cuartel general de Kössen hasta el verano que viene. La expedición, que durmió anoche en un hotel del aeropuerto de Munich para coger el avión que le traerá hoy de regreso a Palma, se trae en su equipaje un proyecto a medio a construir y un montón de conclusiones que intentará aprovechar durante la recta final de su preparación. A menos de un mes para el inicio oficial del campeonato, Gregorio Manzano cuenta ya con la estructura sobre la que reposará el peso del equipo y tendrá ahora tres semanas por delante para limar las imperfecciones del grupo y terminar de moldearlo a su gusto.

La marcha de Kössen va a suponer un pequeño alivio para los futbolistas, que se olvidarán durante dos días del esfuerzo que han llevado a cabo en la paradisiaca localidad tirolesa para cambiar el chip y centrarse a continuación en la segunda fase de su tarea. El conjunto rojillo relajará sus músculos entre hoy y mañana y el miércoles volverá a la carga en las instalaciones de la ciudad deportiva Antonio Asensio para seguir perfilando el plan de asalto a la próxima temporada y mejorar su funcionamiento colectivo.

El Mallorca ha abrochado estage austriaco con un balance muy positivo. La mejor prueba de ello es el excelente ambiente que se ha respirado en las últimas semanas entre las paredes del hotel Sonneck, que ha servido para que los recién llegados se intregasen sin problemas en el vestuario y para que los más veteranos estrecharan los lazos que les unieron durante el ejercicio pasado. A diferencia de lo que había sucedido otros años, el grupo balear ha convivido en una perfecta armonía y ha creado la camaradería necesaria para seguir creciendo más allá del terreno de juego. Las relaciones entre el cuerpo técnico y el plantel han alcanzado un punto hasta ahora desconocido y todos confían en que esa gran sintonía acabe siendo uno de los mejores puntos de apoyo del equipo en los malos momentos. En este sentido, los más sorprendidos han sido los recién incorporados, que en apenas un par de días se habían incrustado en la caseta sin la necesidad de tener que superar ningún tipo de barrera.

El paso por el corazón del viejo continente ha destacado también la figura de una serie de integrantes de la plantilla, como Tuni, Jonás o Cristiano Doni. En el caso del primero, volverá hoy a Palma convertido en el portavoz del vestuario gracias al apoyo de sus compañeros, que le otorgaron el brazalete de capitán en unas votaciones que dominó contra pronóstico. El argentino por su parte, ha demostrado que cuenta con una capacidad física envidiable y que está preparado para explotar en la Liga española, mientras que el italiano se ha reivindicado como un auténtico líder sobre el terreno de juego después de ponerse a punto en los bosques austriacos. A eso hay que añadir además el buen comportamiento de los canteranos (Pablo Cendrós, Miguel Àngel, Ernesto y Juanjo) y la magnífica respuesta de jugadores como Iván Ramis o Andrija Delibasic, que se juegan una plaza en el equipo tras superar sus respectivas cesiones.

Lo más negativo
En el otro lado de la balanza hay también algunos aspectos que han marcado la estancia del Mallorca Kössen y uno de ellos es el de las lesiones, que sin provocar más problemas de los previstos inicialmente en este tipo de concentraciones, condicionaron en exceso el trabajo de algunos jugadores. Si antes de salir de Palma era Miquel Àngel Moyà el que se quedaba en tierra por una lesión de menisco, en Austria le tocó el turno a Daniel Kome, que tuvo que emprender el camino de vuelta cuando aún no se había consumido la primera semana debido a una rotura fibrilar. Otro de los que no ha podido permanecer en Kössen a tiempo completo ha sido el joven central Miguel Àngel Bazán.

La otra nota negativa tiene que ver con las dos últimas actuaciones del equipo sobre el campo. Los de Manzano superarron comodamente al modestísimo Siegsdorf y al rocoso Hoffenheim, pero capitularon frente a Maccabi Haifa y Munich 1860.