A favor del equipo azulgrana jugará su teórica superioridad técnica y el respeto que se ha ganado tras conquistar la Liga de Campeones europea y la liga española.
A un derbi, de todos modos, se le atribuye siempre cierta dosis de imprevisión que, en este caso, viene motivada por la falta de referentes.
Los dos equipos de Barcelona se jugarán un título cara a cara por vez primera desde 1957, cuando ambos se enfrentaron en la final de la Copa del Rey disputada también en Montjuïc y que terminó con 1-0 a favor del conjunto azulgrana.
Frank Rijkaard se presentará a la cita con un modelo continuista por lo exitoso, apuntalado en defensa (Gianluca Zambrotta y Liliam Thuram) y apenas retocado en ataque (Eidur Gudjohnsen), y obligado a mantener su nivel de la pasada temporada sin descartar la posibilidad de mejorarlo al estar la plantilla inmersa en seis frentes.
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