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Fernando Fernández
Más de medio siglo de vida ha servido para que el baloncesto sea el principal activo deportivo del Colegio Sant Josep Obrer. La histórica entidad de Ciutat puede presumir de tener entre sus alumnos a todo un campeón del mundo, algo que engrandece un poco más a esta institución que puede presumir de Rudy Fernández y de una larga lista de jugadores de alto nivel que se han formado en sus categorías inferiores. El caso de Rudy no es más que la punta de un gran iceberg que tiene a la canasta como denominador común. Los Pep Izquierdo, Rafael Ysasi y compañía pueden presumir de haber tenido en sus manos a un talento con aroma a NBA y ya un oro en su cuello. Sigue conservando buenos amigos entre empleados, profesdores y ex alumnos, ya que Rudy pasó muchas horas jugando allí al baloncesto y su carisma ya se hacía notar antes de emigrar hacia Badalona.

Marta Fernández es otro de los productos colegiales y su currículo está a la altura del de su hermano pequeño y su alumno más aventajado. La escolta también sabe lo que es colgarse oros en competiciones de calado internacional y antes de dar el salto al Segle XXI, ya dejó muestras de su calidad deportiva y humana en las pistas de Sant Josep Obrer, todo un clásico a nivel nacional. No muy lejos de la generación de Rudy, Alberto Corbacho ya hacía de las suyas vistiendo la elástica morada. El exterior propiedad Unicaja, que esta temporada jugará en el CAI Zaragoza, es otro de los productos de la factoría del Sant Josep, en cuyo equipo júnior despuntó. En esa academia también se formó Pedro Llompart, un base con enorme proyección que la pasada temporada vio frenada su ascensión tras firmar con el Pamesa por tres campañas. Ex del Palma Aqua Mágica, espera que su club le encuentre un hueco en la LEB, aunque su meta es volver a ser el director de juego del equipo naranja.

Entre los más jóvenes, las recientes campeonas de Europa júnior y anteriormente cadete, Alba Torrens y Gabi Ocete, también forman parte de la extensa nómina de jugadoras que aprendieron a jugar al baloncesto en Sant Josep. Es más, la alero de Binissalem también fue campeona del mundo escolar, con lo que Rudy no hace ingresar el primer oro mundialista en el palmarés del colegio. Ellas representan el futuro de este deporte en el marco femenino y tienen el colegio y sus equipos como denominador común. Al igual que los Joan Riera, Carlos San Emeterio y compañía, estandartes de diferentes quintas de jugadores que han llevado al Sant Josep Obrer a la leyenda y hablan de las virtudes de un club y un centro educativo volcados con la formación de jóvenes deportistas que han sabido llegar hasta lo más alto. Una mentalidad de obrera en un espíritu de campeones; ésa ha sido la senda que a veces lleva a la cima del mundo.